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De: NELA (Mensaje original) |
Enviado: 14/08/2009 16:58 |
El guitarrista
Sucedió en Curitiba, en la puerta de un teatro del centro. Había un hombre, sucio, maloliente, tocando una vieja guitarra. En el suelo tenía su gorra, con la esperanza de que los transeúntes se apiadaran de su condición y le arrojaran algunas monedas para llevar a su casa. El hombre pretendía interpretar una canción, pero era casi imposible identificarla por lo desafinado del instrumento, y por la forma despreocupada y aburrida con que tocaba esa guitarra. De pronto un concertista, que junto con su esposa y a unos amigos salían del teatro, pasó frente al limosnero musical. Todos a la vez fruncieron sus cejas al oír aquellos sonidos tan distorsionados. Y no hicieron otra cosa que reírse. La esposa conmovida le pidió, al concertista, que tocara algo. El hombre miro las pocas monedas que tenía la gorra del vagabundo, y decidió hacer algo. Con mucho respeto le pidió la guitarra. Y el mendigo musical se la prestó con cierta desconfianza. Lo primero que hizo el concertista fue afinar sus cuerdas. Entonces, con mucha energía y maestría arrancó una melodía fascinante de la vieja guitarra. Los amigos empezaron a aplaudir y las personas que pasaban comenzaron a amontonarse para ver el improvisado espectáculo. De repente había una pequeña multitud escuchando extasiada el extraño concierto. La gorra se llenó no solamente de monedas, sino de billetes grandes y chicos. Mientras el concertista sacaba un tema tras otro, con mucha alegría. El mendigo musical se veía aún más feliz de ver lo que ocurría y no dejaba de saltar de contento y repetir orgulloso a todos: "¡Esa es mi guitarra! ¡Esa es mi guitarra!". Lo que, por supuesto, era fríamente cierto. La vida nos otorga a todos "una guitarra". Son nuestros conocimientos, nuestras habilidades y nuestras actitudes. Y por supuesto tenemos libertad absoluta de tocar "esa guitarra" como nos de la gana. Siempre nos ha enseñado que Dios nos da la libertad de elegir, es decir, la facultad de decidir lo que haremos de nuestra vida. Esto, claro, es un maravilloso derecho, con una tremenda responsabilidad. Algunos, por pereza, ni siquiera afinan esa guitarra. No llegan a percibir que en esta vida hay que prepararse, aprender, desarrollar habilidades y mejorar constantemente las actitudes si queremos ejecutar un buen concierto. Pretenden una gorra llena de dinero, y lo que entregan es una desafinada melodía que no le gusta a nadie. Esa es la gente que hace su trabajo de la manera: "esta todo bien...", Que piensa "mañana se verá...", y que soberbiamente cree que la humanidad tiene la obligación de retribuirle su pésima ejecución, cubriendo sus necesidades. Esta es la gente que piensa solamente en sus derechos, pero no siente ninguna obligación de ganárselos. La verdad, por dura que pueda parecernos, es otra. Ud. y yo, y cualquier otra persona, tenemos que aprender tarde o temprano, que los mejores lugares son para aquellos que no solamente afinan bien esa guitarra, sino que aprenden con el tiempo también a tocarla con maestría. Por eso debemos de estar dispuestos a hacer bien nuestro trabajo diario, sea cual sea. Y aspirar siempre a prepararnos para ser capaces de realizar otras cosas que nos gustarían. La historia está llena de ejemplos de gente que aún con dificultades iniciales llegó a ser un concertista con esa guitarra que es la vida. Y también, por desgracia, registra los casos de muchos otros, que teniendo grandes oportunidades, decidieron con esa guitarra, ser mendigos musicales. La verdad es que Dios nos concedió "la libertad". Ud. puede hacer algo grande de su vida, o hacer de ella un desperdicio. Esa es su decisión personal.
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La verdad es que Dios nos concedió "la libertad". Ud. puede hacer algo grande de su vida, o hacer de ella un desperdicio. Esa es su decisión personal.
Bellisimo escrito mi querida nela, me encanto, me harias un gran favor, de ponerlo en el panel de reflexiones para que no se pierda en general, gracias mil y feliz noche!!!
Valeria
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Amiga Nela, como me gustan tus reflexiones
Gracias por traerlas aqui
Un abrazo
Lola |
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