TU BOCA
En tu boca divinamente
hermosa
habita una bella tristeza de
otoño;
ahora que tu alma ya no arde como
antes,
ni escribe versos de misterio
profundo,
con palabras de dulce
armonía,
como aquellos que llevan mi
nombre,
que en sus letras eternizaron nuestros
amores…
… y sonaban a luces de
auroras,
… y sabían a mieles de flores
tempranas.
Te metiste en mi pecho como verde
marejada,
me dejaste fascinada y temblando de
ansias,
como una gacela perdida en el
valle;
mi alma olía a notas de
tempestades
que aflojaban del cuerpo su doliente
empeño.
Mientras… más tierno que
nunca…
se hacían tus ojos desmesuradamente
bellos
por el instinto de tenerme
tuya!
y en ellos se reflejaba la beatitud del
mar…
Encerrados en mi vida quedaron tus
verbos
como dulcísima miel brotando de tus
riberas…
Tu boca divinamente hermosa,
y tus ojos divinamente puros,
son la causa de estos versos…
de mis palpitares…y mi
respirar…
Ninfa
Duarte
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