Beneficiosa para la salud
La siesta es buena, nadie puede negarlo, hay un infinidad de investigaciones que justifican las cabezadas a mediodía. Por ejemplo, un estudio de la Harvard School of Public Heath y la Escuela de Medicina de la Univeridad de Atenas, dormir la siesta reduce la mortalidad coronaria un 37%. Así, las personas que regularmente duermen una siesta, al menos tres veces a la semana y de unos 30 minutos, tienen menos posibilidades de morir por enfermedad coronaria que aquellos que no lo hacen.
Por otro lado, un estudio de la Universidad californiana de Berkeley afirma que la siesta podría mejorar la sensibilidad del cerebro a las emociones positivas. Han encontrado casos en los que durante la siesta se pasa por la fase REM, de manera que se refresca la sensibilidad empática del cerebro para evaluar las emociones humanas de forma que se amplifiquen los sentimientos positivos y se disminuya el efecto negativo.
Los resultados aseguran que los individuos que duermen una siesta de entre 60 y 90 minutos, y por tanto pasan la fase REM, aumentan su sensibilidad positiva ante la visión de un rostro feliz, mientras que, quienes no duermen, muestran mayores reacciones ante la visión de la ira y el miedo.
Pero no todo el monte es orégano, también hay detractores de la siesta, puesta que la relacionan con la apnea del sueño. Según un estudio de la Unidad de Neumología del hospital San Pedro de Alcántara, de Cáceres, el 64% de las personas que duermen siesta sufren apnea, y con ella riesgo de hipertensión y enfermedades cardiovasculares. En España hay entre cinco y siete millones de personas enfermas de apnea del sueño y, según este informe, la enfermedad es de 2,5 a 5,5 veces más frecuente entre personas que duermen la siesta habitualmente.
Costumbre internacional
Hay diversos estudios que aseguran que entre el 16% y el 34% de los españoles duermen la siesta, pero cabe decir que esta tradición española ha llegado a todas las partes del mundo. Especialmente se produce en Alemania, donde una de cada cuatro personas la practica, pero también está incrementando el número de personas que dan cabezadas por las tardes en Estados Unidos. En el sudeste asiático la siesta se combina con un masaje o una comida ligera; en Bangladesh, se le llama bhat-gum, que se podría traducir como “cabezada después del arroz”; y en China la norman como wushui. Nombre parecido es el que le ponen en Taiwán, xiuxi, donde además es un derecho que recoge la Constitución. Pero si hay un país en el que la siesta ha hecho más mella es en Japón, donde se han inventado todo tipo de aparatos y salones para que la gente pueda dar una cabezada a lo largo de sus ajetreados días.
La siesta está de moda
Las empresas se han dado cuenta de que, al igual que la prevención de riesgos laborales hacen que los oficinistas tengan buenas sillas y reposapiés, la falta de sueño también es un riesgo que conlleva problemas. Y qué mejor solución que ofrecer al empleado un lugar para echar una cabezadita y volver a su jornada laboral con ganas, despierto y aumentar su productividad. Éste es el caso de empresas como Google, que pone a disposición de sus afortunados empleados cabinas aisladas de luz y sonido.
En nuestro país las empresas no dan importancia a la siesta, se considera que es algo casero, aunque cabe decir que algunas han instalado sillones para que los empleados descansen. Desde hace unos años, diversas cadenas relacionadas con la salud y el bienestar ofrecen espacios para descansar. También se ha sumado a esta moda el funcionariado de Bangkok. Los funcionarios tailandeses disponen de media hora para dormir en cómodas habitaciones habilitadas especialmente para ello. ¿Se imaginan esto en España?
IREMA FERREZ