¡Oh cual te adoro!
¡Oh, cuál te adoro! Con la luz del
día tu nombre
invoco, apasionada y triste, y cuando el cielo en sombras se
reviste aun
te llama exaltada el alma mía.
Tú eres el tiempo que mis horas
guía, tú eres la
idea que a mi mente asiste, porque en ti se encuentra cuanto
existe, mi
pasión, mi esperanza, mi poesía.
No hay canto que igualar pueda a tu
acento cuando mi
amor me cuentas y deliras revelando la fe de tu contento;
tiemblo a tu voz y tiemblo si me
miras, y quisiera
exhalar mi último aliento abrasada en el aire que respiras.
Carolina Coronado
|