MADRES MALAS
(Dr. Médico Psiquiatra)
"Un día, cuando mis hijos estén lo suficiente crecidos para entender la lógica que motiva a los padres y madres, habré de decirles:
Los amé lo suficiente como para haberles preguntado a dónde iban,
con quién iban y a qué hora regresarían.
Los amé lo suficiente para no haberme quedado callada y para hacerles saber, aunque no les gustara, que aquél nuevo amigo no era buena compañía.
Los amé lo suficiente para hacerles pagar las golosinas que tomaron del supermercado o las revistas del expendio, y hacerles decir al dueño:
"Nosotros nos llevamos esto ayer y queremos pagarlo".
Los amé lo suficiente como para haber permanecido dos horas de pie,
junto a ustedes, mientras limpiaban su cuarto,
tarea que yo habría hecho en 15 minutos.
Los amé lo suficiente para dejarles ver, además del amor que sentía por ustedes, la decepción y también las lágrimas en mis ojos.
Los amé lo suficiente como para dejarlos asumir la responsabilidad de sus acciones, aun cuando las penalidades eran tan duras que me partían el corazón.
Y ante todo, los amé lo suficiente como para decirles NO,
cuando sabía que ustedes podrían odiarme por eso.
(y en algunos momentos sé que me odiaron).
Esas eran las batallas más difíciles de todas. Estoy contenta, vencí...
porque al final ustedes ganaron también!
Y cualquiera de estos días, cuando mis nietos hayan crecido lo suficiente
para entender la lógica que motiva a los padres y madres,
cuando ellos les pregunten si su madre era mala,
mis hijos les dirán:
"Sí, nuestra madre era mala. Era la madre más mala del mundo...
Los otros chicos comían golosinas en el desayuno
y nosotros teníamos que comer cereales, huevos y tostadas.
Los otros chicos bebían gaseosas y comían papas fritas y helados en el almuerzo y nosotros teníamos que comer arroz, carne, verduras y frutas.
Mamá tenía que saber quiénes eran nuestros amigos y qué hacíamos con ellos.
Insistía que le dijéramos con quien íbamos a salir,
aunque demoráramos apenas una hora o menos.
Ella nos insistía siempre para que le dijéramos la verdad
y nada más que la verdad.
Y cuando éramos adolescentes, no sé cómo,
hasta conseguía leernos el pensamiento.
Nuestra vida sí que era pesada!
Ella no permitía que nuestros amigos nos tocaran el claxon para que saliéramos; tenían que bajar, tocar la puerta y entrar para que ella los conociera.
A los 12 años, todos podían volver tarde por la noche, nosotros tuvimos que esperar como hasta los 16 para poder hacerlo,
y aquella pesada se levantaba para saber si la fiesta había estado buena
(sólo para saber en qué estado nos encontrábamos al volver).
Por culpa de nuestra madre, nos perdimos
inmensas experiencias en la adolescencia.
Ninguno de nosotros estuvo envuelto en problemas de drogas,
robos, actos de vandalismo, violación de propiedad,
ni estuvimos presos por ningún crimen.
Todo fue culpa de ella!!!
Ahora que somos adultos, honestos y educados estamos haciendo lo mejor para ser "Padres malos", como fue mi madre.
Creo que este es uno de los males del día de hoy:
¡¡¡No hay suficientes madres malas!!!