EL
AMOR QUE CALLA
Si yo te odiara, mi odio
te daría en las palabras, rotundo y seguro; ¡pero te amo y mi amor no se
confía a este hablar de los hombres tan oscuro!
Tú lo quisieras vuelto un
alarido, y viene de tan hondo que ha deshecho su quemante raudal,
desfallecido, antes de la garganta, antes del pecho.
Estoy lo mismo que estanque
colmado y te parezco un surtidor inerte. ¡Todo por mi callar
atribulado que es más atroz que entrar en la muerte!
(Gabriela
Mistral)
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