Me gustan los días nublados de invierno,
que asumen el tono de un gris espectral
y lo envuelve todo su color eterno
con indefinido tinte fantasmal.
Me gusta la leve llovizna que cae,
con un persistente rocío tenaz,
que el rostro humedece con su mano suave
llevando hasta el alma su frescor fugaz.
Me gusta que el viento se abata en mi frente
con ráfagas lentas y a veces brutal,
y seguir marchando, hablando en mi mente,
absorto en los sueños de la irrealidad.
Los veo con ojos de ayer y mañana,
acaso por eso me sienta feliz,
las calles vacías, también agrisadas,
no tienen pupilas ni guardan matiz.
Quizá la respuesta la encuentre en todo eso.
Quizá sea por ello que adoro lo gris,
quizá en esa bruma de tenue embeleso
encuentre la causa que fue mi raíz.
-Audroc-
Respuesta:
OJOS DE AYER Y MAÑANA
A veces se funde la escarcha en el hielo
Y ese tornasolado es una aurora boreal.
Que contrasta con el color indefinido del cielo.
Provocando la magia, que me hace soñar.
La lluvia me moja, y no se ve ningún ave.
Buscaron refugio pues no pueden volar.
Sus alas ¡Tan tersas! de plumas ¡tan suaves!
Quedan impedidas de poderse agitar.
El aire me besa mi piel astringente.
Me tatúa la briza,con su mina de cristal.
Y dos estalactitas de dolor incipiente.
Brotan de mis ojos, con un frío austral.
Tal vez el ayer, sea igual al mañana.
Ya que de la vida soy solo aprendiz.
Pero de esta estación con sabor ambrosiana.
Luciré gustosa su bella cicatriz.
No se, si al misterio tendré yo acceso.
Develar los secretos es cometer un desliz.
Con sus manos divinas Dios dejó impreso.
Todo el universo, para que yo sea feliz.
Libia Beatriz Carciofetti