Cómo me encantaría vestirte,
con la mixtura de mi fantasía,
para poder llevarte en mi trineo
arriado de mis valerosos corceles,
y a espada luchar como el caballero
que defiende tu corona,
siendo el general de tus ejércitos y
el comandante de tus ambiciones.
Cómo me encantaría pintarte,
la audacia de mis sueños,
para a vuelo de dragón surcar,
los reinos ajenos y allí en las nubes,
ingresar en tu abrazo más tierno
y sentir que te pertenezco,
porque la libertad del aire,
el cielo y la piel me lo dicen.
Cómo me encantaría acariciarte,
con la sutileza de mis letras íntimas,
para que el trazo de mi pluma retrate,
con las palabras precisas,
lo bien que me haces
y con frases graficar,
el oxigeno que hay cuando te pienso,
y con poemas aludir,
a lo que siento desde que te vi.
Cómo me encantaría dejar de ser,
el personaje que siempre te quiso,
pero que toda su vida vivió aquí:
atrapado entre estas líneas,
amordazado de los besos negados,
atado por el te amo no pronunciado,
desilusionado por el suspiro que no fue.
Si me dejarías tan solo ser algo en tu panorama,
desearía ser la arena del mar de tus bondades,
para que tu oleaje dé forma a mis riscos y
que la marea te traiga y te aleje de mí con la Luna,
y si algún día no llegas a rozar mi playa,
prefiero perecer dentro de tus aguas,
para pertenecerte en la eternidad,
tuyo, para siempre tuyo.
A/D
El Poeta de la Cercana Esquina