¿Pero, por qué me ilusionaste, por qué me engañaste diciendo que me querías?
¿No era más fácil decir que lo nuestro no era posible porque amabas a otra persona,
que lo que sentías era un compromiso?
Sé que fui muy tonta al quererte tan pronto,
pero pensé que eras especial, eras tan encantador.
Pero no me lo tomes a mal, si te escribo esta carta es para darte las gracias,
porque me enseñaste que el amor no se da de un día a otro,
que no se debe forzar, que cuando alguien esta destinado a otra persona
solo llega, no se llama.
Gracias por ser como eres y por darme ratos agradables,
pero sobre todo por haberme roto el corazón,
hacerme sentir que aún vivo espiritualmente,
hace tiempo que no lloraba con tanta intensidad,
que mis lágrimas han purificado mi alma.