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De: HALCONBLANCO (Mensaje original) |
Enviado: 30/01/2010 04:12 |
LA REPUBLICA ARGENTINA
La República Argentina es un Estado Soberano, organizado como
República Representativa y Federal, situado en el extremo sureste de América.
Su territorio está dividido en 23 Provincias y una ciudad autónoma, Buenos Aires,
capital de la nación y sede del gobierno federal. Sus 40 millones de habitantes
promedian índices de desarrollo humano, renta per cápita,
nivel de crecimiento económico y calidad de vida,
que se encuentran entre los más altos de América Latina.
Según el Banco Mundial, su PBI nominal es el 30º más importante del mundo,
pero si se considera el poder adquisitivo su PBI total trasforma al país
en la 23º economía más importante del mundo.
Actualmente la Argentina está clasificada como un país
de ingresos medianos altos o como un mercado emergente,
también por el Banco Mundial.
Por su extensión, 2.780.400 km², es el segundo estado
más extenso de América del Sur,
cuarto en el continente americano y octavo en el mundo,
considerando solamente la superficie
continental sujeta a su soberanía efectiva.
Si se consideran las islas Malvinas, Georgias del Sur,
Sándwich del Sur y Aurora (Territorios Británicos de Ultramar
reivindicados por Argentina),
más el área antártica reclamada al sur del paralelo 60° S,
denominada Antártida Argentina
(que incluye a las islas Orcadas del Sur y Shetland del Sur),
la superficie total se elevaría a 3.761.274 km².
Sin embargo, esta reclamación está congelada
de acuerdo a lo establecido por el Tratado Antártico,
sin que su firma constituya una renuncia.
Su territorio continental americano, que abarca gran parte del Cono Sur,
limita al norte con Bolivia y Paraguay, al nordeste con Brasil, al oeste y sur con Chile
y al este con Uruguay y el Océano Atlántico.
El 25 de mayo de 1810 fue depuesto el último virrey español
que gobernó desde Buenos Aires,
organizándose la Primera Junta de gobierno, y el 9 de julio de 1816
fue proclamada formalmente en Tucumán su independencia
como país libre y soberano.
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LA PROVINCIA DONDE VIVO: MENDOZA.
MAPA PROVINCIA DE MENDOZA Y SU DIVISION POLITICA POR DEPARTAMENTOS.
FOTO DE UNA PARTE PRINCIPAL DE LA CIUDAD DE MENDOZA.
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EL CEIBO
Nuestro Arbol y Flor Nacional (Republica Argentina)
Pertenece a las familias de las leguminosas. Su nombre científico es Erythrina Cristagalli. Árbol bellísimo cuando está en floración, provisto de aguijones. Puede alcanzar los 20 metros de altura y uno de diámetro en el tronco.
El Tronco
El tallo es simple, leñosos; es un árbol cuyo tronco se ramifica a varios metros del suelo. Hay algunos que se ramifican desde la base, en este caso tienen el aspecto de arbustos.
La copa del árbol no es muy tupida. Durante el invierno la planta queda sin hojas y las ramas que nacen en primavera son verdes con hojas y flores.
La corteza del tronco y ramas viejas toman la tonalidad gris oscura. Esa corteza no es dura sino esponjosa y cubierta con abundante corcho. El tronco produce una madera muy blanda, y liviana de poca resistencia y color amarillenta.
La Hoja
Puede llegar a medir 30 cm. Su pecíolo es largo y su lámina está dividida en tres folíolos. Es una hoja compuesta.
La Flor
Florece en distintas épocas según la región, a comienzos de octubre, se ven ceibos florecidos en las provincias norteñas. Nacen agrupadas en las ramas verdes, es decir, las formadas en la temporada.
Nacen de a una en una, dos o tres en las axilas de las hojas y están unidas a las ramas por un pedúnculo floral.
Cuando varias flores nacen juntas, al conjunto se lo denomina inflorescencia. En el ceibo, las inflorescencias son de 2 o 3 flores, estos grupos suelen reunirse en los extremos de las ramas jóvenes formando "racimos" que llaman la atención por su color rojo carmín. Estos racimos se asemejan a la cresta de un gallo, razón por la cual el naturalista Carlos Linneo le dio el nombre de Erythrina crista-galli (Ery -tro = rojo, crista galli = cresta de gallo). El pimpollo está cubierto por pétalos sedosos.
El Fruto
Es una vaina larga y encorvada, seca, chata que tiene entre 10 y 20 cm. de largo aproximadamente y de 2 a 3,5 cm. de ancho donde se alojan 2 a 6 semillas. Estas son de forma arriñonada de color castaño oscuro.
El Agua, el Frío y el Fuego
El ceibo tiene raíces poco profundas porque viviendo en zonas húmedas no le es necesario extenderlas demasiado para obtener agua.
¿Cómo ha resuelto el ceibo el problema para llevar el agua a las partes aéreas de la planta? Desarrollando un sistema de vasos de conducción o vascular para tal fin, que distribuye el agua por todo el vegetal y el exceso se elimina por las hojas.
El corcho que rodea el tronco no permite la salida del agua.
Durante las intensas heladas queman las ramas nuevas y las hojas se caen. En las plantas pequeñas desaparecen todas las partes aéreas. La raíz permanece protegida por el suelo y en primavera vuelve a brotar.
El fuego también destruye la parte aérea del ceibo y al tiempo ésta vuelve a crecer. Sus raíces son de gran resistencia tanto a las heladas como al fuego.
Es una planta de crecimiento rápido pero de escasa longevidad por la naturaleza de su madera blanda. Se autoreproduce espontáneamente por semilla, pero para que esto ocurra, debe estar cerca de ríos o cursos de agua. También por gajos y acodos que deben realizarse preferentemente en invierno. Admite bien la poda profunda, despunte y deformación.
¿Cómo es aprovechado el ceibo por el hombre?
La mayor utilidad que presta es la de ser una planta ornamental por sus hermosas flores que lucen en los lugares principales de las grandes ciudades. En general no es explotado pero tiene algunas aplicaciones.
La corteza se usa en algunas provincias para curtir cueros y la madera. Como es sumamente liviana suele reemplazar al corcho en algunas manufacturas. Se usa también para fabricar colmenas y armazones de montura.
Los indios fabricaban balsas y, en algunos lugares, ruedas de carrito para transportar leña.
La corteza tiene aplicaciones medicinales porque posee algunos alcaloides. De todos modos se aconseja manejarse con prudencia en las aplicaciones con fines curativos y consultar previamente a un médico.
La Leyenda de la Flor del Ceibo
Según cuenta la leyenda la flor del ceibo nació cuando Anahí fue condenada a morir en la hoguera, después de un cruento combate entre su tribu y los guaraníes.
Por entre los árboles de la selva nativa corría Anahí. Conocía todos los rincones de la espesura, todos los pájaros que la poblaban, todas las flores. Amaba con pasión aquel suelo feraz, silvestre, que bañaban las aguas oscuras del río barroso. Y Anahí cantaba feliz en sus bosques, con una voz dulcísima, en tanto callaban los pájaros para escucharla. Subía al cielo la voz de la indiecita, y el rumor del río que iba a perderse en las islas hasta desembocar en el ancho estuario, la acompañaba. Nadie recordaba entonces que Anahí tenía un rostro poco agraciado, tanta era la belleza de su canto.
Pero un día resonó en la selva un rumor más violento que el del río, más poderoso que el de las cataratas que allá hacia el norte estremecían el aire. Retumbó en la espesura el ruido de las armas y hombres extraños de piel blanca remontaron las aguas y se internaron en la selva. La tribu de Anahí se defendió contra los invasores. Ella, junto a los suyos, luchó contra el más bravo.
Nadie hubiera sospechado tanta fiereza en su cuerpecito moreno, tan pequeño. Vio caer a sus seres queridos y esto le dio fuerzas para seguir luchando, para tratar de impedir que aquellos extranjeros se adueñaran de su selva, de sus pájaros, de su río.
Un día, en el momento en que Anahí se disponía a volver a su refugio, fue apresada por dos soldados enemigos. Inútiles fueron sus esfuerzos por librarse aunque era ágil. La llevaron al campamento y la ataron a un poste, para impedir que huyera. Pero Anahí, con maña natural, rompió sus ligaduras, y valiéndose de la oscuridad de la noche, logró dar muerte al centinela. Después intentó buscar un escondite entre sus árboles amados, pero no pudo llegar muy lejos. Sus enemigos la persiguieron y la pequeña Anahí volvió a caer en sus manos.
La juzgaron con severidad: Anahí, culpable de haber matado a un soldado, debía morir en la hoguera. Y la sentencia se cumplió. La indiecita fue atada a un árbol de anchas hojas y a sus pies apilaron leña, a la que dieron fuego. las llamas subieron rápidamente envolviendo el tronco del árbol y el frágil cuerpo de Anahí, que pareció también una roja llamarada.
Ante el asombro de los que contemplaban la escena, Anahí comenzó de pronto a cantar. Era como una invocación a su selva, a su tierra, a la que entregaba su corazón antes de morir. Su voz dulcísima estremeció a la noche, y la luz del nuevo día pareció responder a su llamado.
Con los primeros rayos del sol, se apagaron las llamas que envolvían Anahí. Entonces, los rudos soldados que la habían sentenciado quedaron mudos y paralizados. El cuerpo moreno de la indiecita se había transformado en un manojo de flores, rojas como las llamas que la envolvieron, hermosas como no había sido nunca la pequeña, maravillosas como su corazón apasionadamente enamorado de su tierra, adornando el árbol que la había sostenido.
Así nació el ceibo, la rara flor encarnada que ilumina los bosques de la mesopotamia argentina. La flor del ceibo que encarna el alma pura y altiva de una raza que ya no existe.
Fue declarada Flor Nacional Argentina, por Decreto N°138.974 del 2 de diciembre de 1942. Su color rojo escarlata es el símbolo de la fecundidad de nuestro país.
[Extraído del sitio del Consulado de la República Argentina]
Decreto por el cual se establece al Ceibo como Flor Nacional (N° 138474/42 )
El Poder Ejecutivo Nacional,
Buenos Aires, diciembre 2 de 1942
Visto el informe presentado por la comisión especial designada por el Ministerio de Agricultura para proponer la flor que pudiera ser consagrada flor nacional argentina y de cuyas actuaciones se desprende:
a) Que la flor del seibo ha merecido la preferencia de gran número de habitantes de distintas zonas del país, en las diversas encuestas populares promovidas por órganos del periodismo y entidades culturales y científicas,
b) que estas circunstancias han determinado el conocimiento de la flor del seibo en casi todos los países de Europa y América, donde ya figura, en virtud de dichos antecedentes, como representante floral de la República Argentina,
c) que la flor del seibo, cuya difusión abarca extensas zonas del país, ha sido evocada en leyendas aborígenes y cantada por poetas, sirviendo también de motivo para trozos musicales que han enriquecido nuestro folklore, con expresiones artísticas de hondo arraigo popular y típicamente autóctonas.
d) que el color del seibo figura entre los que ostenta nuestro escudo, expresión de argentinidad y emblema de nuestra patria.
e) que además de poseer el árbol del seibo, por su madera, aplicaciones industriales, su extraordinaria resistencia al medio y su fácil multiplicación han contribuido a la formación geológica del delta mesopotámico, orgullo del país y admiración del mundo.
f) que diversas instituciones oficiales, civiles y militares, han establecido la plantación del seibo al pie del mástil que sustenta nuestra bandera, asignándole así un carácter simbólico y tradicionalista,
g) que por otra parte no existe en la República una flor que encierre características botánicas, fitogeográficas, artísticas o históricas que hayan merecido la unanimidad de las opiniones para asignarle jerarquía de flor nacional, por lo que las predilecciones, como se ha puesto de manifiesto en las encuestas y concursos llevados a cabo,
h) que además no existe la posibilidad de que una determinada planta abarque sin solución de continuidad toda la extensión del país por la diversidad de sus condiciones climáticas y ecológicas,
i) que la opinión de la mayoría de los miembros de la mencionada comisión especial, después de analizar en sus distintos aspectos la cuestión, se ha pronunciado en el sentido de que sea el seibo el exponente floral de la República Argentina.
Por todo ello,
El Presidente de la Nación Argentina, en acuerdo general de ministros,
DECRETA :
Art.1°. - Declárese flor nacional argentina la flor del seibo. Art.2°. - El Ministerio de Agricultura adoptará las medidas necesarias para que en los locales de la primera Exposición Forestal Argentina a inaugurarse el 24 del corriente mes en esta capital, estén representados el árbol y la flor del seibo. Art.3°. - Comuníquese, archivesé y dese a conocer.
DECRETO N° 138474/42
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El Hornero, Ave Nacional - PAJARO NACIONAL DE ARGENTINA
LOS FURNÁRIDOS El hornero rojo es la especie Furnarius rufus, el hornero albañil es Furnarius leucopus y el hornero de copete, Furnarius cristatus, Género de seis especiales de aves sudamericanas, se lo conoce vulgarmente como hornero, y también como casero, caserito, hornerillo, Alonzo García, albañil, Alonzo, Aloncito. (Casero en Tucumán y Entre Ríos; caserito en Santiago del Estero y Catamarca; aloncito en Corrientes.) ASPECTO Y ALIMENTACIÓN Son muy diversos en apariencia y hábitos, aunque la mayoría presentan colores apagados. Los horneros de la pampa difieren de los que habitan las selvas de América del Sur. Algunas especies se han adaptado a la gran pradera cubierta de matorrales, incluso a la semidesértica, y otras a la selva más o menos tupida. Es un ave simpática, que no teme a las cercanías del hombre. Siempre anda en pareja y se instala lo mismo en un poste telefónico que en la cornisa de una casa. Sus vuelos son, generalmente alrededor del nido, para buscar materiales para su construcción o alimento para los pichones, nunca se aleja, en el suelo anda a los saltitos. Mide entre diecisiete y veintidós centímetros de largo y pesa unos setenta y cinco gramos. Sus alas son cortas y redondeadas; tiene cola larga y pico en general más largo que la cabeza; presentan un comportamiento nervioso y ligero. Su color es pardo, con cuello rojizo, garganta blanca, pecho pardo claro, vientre blancuzco y cola rojiza. Son grandes insectívoros, buscan su alimento en la tierra, entre las hojas o en los campos arados. Comen sobre todo insectos: mariposas y larvas de mariposas, hormigas, arañas, gusanos, langostas, escarabajos, de esta manera colaboran con el agricultor, ya que eliminan los insectos perjudiciales para las plantas y añaden a este régimen: semillas, bayas y, a veces, brotes vegetales muy tiernos. Edifican su nido en tierra o en la proximidad del suelo, entre los arbustos o en postes de alambrados. CONSTRUCCIÓN DEL NIDO Macho y hembra comparten las responsabilidades familiares: colaboran en la confección del nido, en el que la hembra pondrá de 3 a 6 huevos blancos, que incubarán uno tras otro. De igual forma educarán ambos a los polluelos, encaminándolos bajo una cuidadosa vigilancia al estado adulto y a la independencia. La denominación de hornero (o albañil) se debe a que -durante la estación lluviosa- construye un nido voluminoso en forma de horno, con una abertura lateral. Las paredes de este nido están formadas por barro, mezclados con pajitas, ramas y pequeños guijarros. Una vez que endurecen, estos edificios son tan sólidos, que permanecen en buen estado, a pesar de hallarse a la intemperie, durante varios años; de esta forma, las parejas permanecen en el mismo nido, de una estación a otra. Comienza a construir el nido en el otoño, emplea para ello barro y paja, que transporta en el pico, en esta tarea colabora la pareja y trabajan sin descanso durante todo el día, hasta terminar, y demuestran su alegría con chillidos y cantos. Como construye el nido con barro, el trabajo se inicia después de la época de lluvias. Primero amasan el material en los alrededores. Luego construyen la base y deciden la orientación del nido. Cuando el basamento está listo comienzan a levantar la pared en semicírculo. Por fin queda cerrada la bóveda, con una puerta en forma de ojiva en uno de sus lados. Por último los horneros cierran esa ojiva en espiral, hacia adentro del nido, y de ese modo queda formada una cámara interior, que será el verdadero nido y que la pareja tapizará con plumas y hojitas. Alisan las paredes interiores con el pico o con ayuda de una pajita cuando el barro aún está fresco. En ocasiones, en casos de sequía por ejemplo, los horneros abandonan su nido sin terminar. El nido se usa una única vez. Cuando los pichones lo abandonan también lo abandonan sus padres: construirán una nueva casa para la próxima nidada. La construcción la realizan de afuera hacia adentro. Un tabique o pared divide el interior en dos partes, en lo mas profundo, la hembra pone cuatro huevos que encuban entre los dos. Los pichones cuando están en condiciones de abandonar el nido permanecen dos o tres meses más en compañía de sus padres antes de hacer vida independiente. Cuando uno de estos nidos resulta abandonado por sus legítimos propietarios, existen otros, por ejemplo, las golondrinas, los jilgueros, los gorriones, los ratones y los caburés, a quienes no les importa, en absoluto, ocupar este nido elaborado por otros. LA FAMILIA El hornero tiene una única compañera en toda su vida. Al finalizar el invierno la pareja construye el nido. En primavera entre los meses de octubre y noviembre, la hembra pone cuatro huevos en la cámara interior de la casa. La incubación que dura unos quince días, está a cargo de ambos padres: mientras uno busca comida el otro mantiene calor de los huevos. Cuando el primero regresa le avisa con su canto al que está adentro y éste sale entonces a buscar su comida mientras el que acaba de regresar lo reemplaza en el nido. En la época de reproducción, el macho pasea sobre el suelo barroso, en pose airada, con la cabeza hacia atrás y el pecho hacia delante para impresionar a la hembra. Y persigue con gritos y picotazos si aparece un intruso hasta alcanzar el limite de su territorio, donde a su vez lo atacan otros horneros que lo sienten como invasor. Estas expulsiones mutuas se repiten varias veces. Los pichones nacen sin plumas y con los ojos cerrados; son indefensos y permanecen entre dos y tres meses bajo la protección de los padres quienes les buscan alimento, les enseñan a volar y vigilan sus primeras salidas el mundo exterior. Cuando ya están en condiciones de vivir independientemente los hijos abandonan el nido de los padres, pero por lo general se quedan en los alrededores del lugar donde nacieron. OTRAS CARACTERÍSTICAS El macho y la hembra cantan a dúo emitiendo agudos trinos que pueden oírse todo el año. El más conocido hornero de la pampa argentina es el hornero rojizo. Entre otras variedades de la zona sudamericana, se hallan el hornero albañil de Bolivia, Perú y Brasil, y el hornero de copete, una especie propia de Paraguay y Argentina que anida cerca de los arroyos y pantanos. El criollo consideró siempre de buen augurio que este pajarito anidara sobre el esquinero de su rancho. Cuando hace su casa en los árboles cerca de la casa, es de excelente augurio para el agricultor, pues la tierra dará abundantes frutos, según creencias populares. Estos pájaros son útiles a la agricultura, pues se alimenta de insectos perjudiciales para los cultivos. Posee numerosos depredadores, entre ellos, los lagartos, culebras, aves rapaces, comadrejas, zorros. Lo llaman el ave de la Patria. DICEN QUE... En el año 1928, un prestigioso diario de la Capital Federal hizo una encuesta entre los niños de las escuelas primarias sobre cuál debería ser considerada, por sus propiedades, por sus características, el "Ave de la Patria". Y que la encuesta tuvo gran éxito. Más de treinta y nueve mil respuestas llegaron a la dirección del diario. Salió primero el hornero, con 10.725 votos; segundo el cóndor, con 5.803; tercero, el tero, con 4.002; cuarto el ñandú, 3.327; quinto el chajá, con 2.724; sexto el chingolo, con 2.622, etc. Una de las niñas contestó en los siguientes términos: "Señor, yo creo que el hornero merece el título de "Ave de la Patria" porque habita en la mayor parte de nuestro inmenso país y posee más cualidades juntas que cualquier otro pájaro. La leyenda del hornero Cuenta una leyenda popular que... Un joven indio guaraní, bravo cazador que habitaba en el bosque y estaba enamorado de una bella india de dulcísima y melodiosa voz. La bella muchacha era la hija del cacique, y la tribu a la que pertenecía, exigía que el que la pretendiera debería superar una serie de actos de arrojo fijados de antemano y que demandaban virilidad y valentía. Dichos actos consistían en vencer en dos carreras, una pedestre y otra de natación; luego, tendría que permanecer inmóvil, durante nueve días, dentro de un cuero cosido, alimentado solamente con líquidos. El valeroso indio venció a todos los aspirantes y cumplió la segunda parte de la prueba. Pero, cuando fueron a liberarlo, después de los nueve días establecidos, sólo encontraron una pequeña ave de plumaje color ladrillo: el casero. El pájaro levantó vuelo, se posó en un curupí y entonó su primer trino alborozado. La hija del cacique, respondiendo al llamado del compañero, se transformó también en ave y voló hacia él para formar la yunta inseparable de caseros. Desde entonces elevan trinos en acción de gracias mirando al cielo. |
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Bandera Nacional
Creación de la Bandera // Los colores de la Bandera
Cantidad y disposición de las franjas // Matiz del color azul
Creada por el General Manuel Belgrano y enarbolada por primera vez a orillas del Río Paraná, el 27 de febrero de 1812. Fue adoptada oficialmente por el Congreso de Tucumán el 18 de julio de 1812.
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Saludo a la Bandera
Salve argentina bandera azul y blanca; jirón del cielo en donde impera el sol; tú la más noble, la más gloriosa y santa. El firmamento su color te dio. Yo te saludo, bandera de mi patria sublime enseña de libertad y honor; jurando amarte, como así defenderte mientras palpite mi fiel corazón.
(L. Corretjer) |
Creación de la Bandera
El 7 de febrero de1812 el Gral. Manuel Belgrano fue enviado por el gobierno central a Rosario para poner en funcionamiento las baterías recién construidas para defensa de las costas del Paraná, con el cargo de Comandante en Jefe. Una vez allí solicitó al Triunvirato se sirva declarar escarapela a la insignia que usaron sus fuerzas para diferenciarlas del enemigo español. El Triunvirato respondió declarando el uso obligatorio de los colores blanco y celeste para las tropas criollas. Esta autorización animó a Belgrano para que el 27 de febrero de dicho año enarbolara en una de las baterías la bandera celeste y blanca y la hiciera jurar por su tropa en la villa del Rosario, a orillas del Río Paraná. En esta ocasión , comunicó al gobierno diciendo " siendo preciso enarbolar bandera y no teniéndola, mandela a hacer celeste y blanca, conforme a los colores de la escarapela nacional. Espero sea de la aprobación de Vuestra Excelencia". Los soldados juraron por primera vez el pabellón nacional con las siguientes palabras: "Soldados de la patria; en este pnto hemos tenido la gloria de vestir la escarapela nacional; en aquel (señalando a la batería IIndependencia) nuestras armas aumentarán sus glorias. Juremos vencer a nuestros enemigos interiores y exteriores y la América del sud será el templo de la independencia y libertad. En fe de que así lo jurais, decid conmigo: ¡Viva la Patria!". Tuvo el honor de izar la bandera fde la patria por primera vez el soldado rosarino Cosme Maciel . El gobierno de Buenos Aires desaprobó la medida adoptada por Belgrano, alegando razones de prudencia política, imponiéndole hacer pasar el hecho como un rasgo de entusiasmo momentáneo, como así también, que ocultara disimuladamente el nuevo emblema, recomendándole lo reemplazase por la usada en la Fortaleza de Buenos Aires, (roja y amarilla). Enviado Belgrano a comandar el Ejército del Norte, no llegó a enterarse la opinión del gobierno, llevó consigo la bandera y el 25 de mayo de l8l2 la izó por segunda vez en Jujuy y la hizo bendecir solemnemente en la Catedral de dicha ciudad por el sacerdote Gorriti. El 29 de mayo Belgrano informó al gobierno de esta ceremonia: "... el pueblo se complacía de la señal que ya nos distingue de las demás naciones...". El Triunvirato interpretó estos hechos como una desobediencia de Belgrano, por lo que le envió una reprimenda el 27dejunio, a la que el general contestó el 18 de julio, allanándose a la disposición de recoger la bandera, afirmando que la reservaría para el día de la batalla final de la gran victoria. Posteriormente, la Asamblea del año XII I resolvió permitir el uso de la bandera creada por Belgrano, pero sin dejar ninguna constancia por escrito de ello, ya que no deseaba la ruptura total con España. El Congreso Constituyente de Tucumán la reconoció oficialmente el 20 de julio de 1816, por iniciativa del diputado Esteban A. Gascón. Esto fue dar legalidad a un hecho consumado y generalizado, ya que la bandera celeste y blanca había flameado anteriormente en distintas oportunidades de importancia: en la iglesia de San Nicolás de Buenos Aires, con motivo de la celebración de una misa de acción de gracias por el fracaso de la conspiración de Álzaga; también, el 13 febrero de 1813, Belgrano había hecho jurar a sus tropas fidelidad al gobierno de la Asamblea del año XIII, a orillas del río Pasaje (luego fue denominado Juramento), utilizando la bandera celeste y blanca que, como ya quedara señalado, por disposición de ese organismo en el día de su instalación había sido permitida; con el triunfo de Salta del 20 de febrero de ese mismo año, donde tuvo su bautismo de fuego; cuando se rindió Montevideo, el 23 de junio de 1814, la bandera española fue reemplazada por la celeste y blanca; por último, la Fortaleza de Buenos Aires la había adoptado el 1 7 de abril de 1815. El Director Supremo Pueyrredón solicitó al Congreso, el 9 de enero de 1818, que resolviese sobre las diferencias que estimase oportuno en el uso de las banderas. El Congreso contestó que toda bandera nacional debía tener los dos colores, blanco y azul, como hasta ese momento, y que la de guerra luciría, como distintivo especial, un sol pintado en su franja blanca.
Más de cien años después fue declarado el 20 de Junio el Día de la Bandera, en coincidencia con el aniversario del falecimiento de su creador, don Manuel Belgrano.
Los colores de la Bandera
Acerca de los colores de la Bandera se han formulado diversas hipótesis. Según los historiadores que se han ocupado de este tema se podría sintetizar de la siguiente manera:
Sentirniento religioso: Los colores celeste y blanco figuran en el manto de la Virgen María. Belgrano rindió culto a la Virgen de Luján; bajo cuya advocación se inició el Consulado de Buenos Aires.
Tradicionalismo local: Escudo de la ciudad de Buenos Aires: Ambos colores tienen su antecedente en la Colonia. El color celeste figura en los cuarteles de los escudos de México (1523), Perú (1537), Bogotá (1548), Chile (1552), etc. En el de Buenos Aires; fijado por el gobernador Jacinto de Cariz el 5 de noviembre de 1649, los colores cielo y plata -es decir celeste y blanco- aparecen con el emblema del Espíritu Santo y el puerto. Los dos barcos fueron agregados en 1810.
Cruz y banda real: Figuraban en ambos símbolos de la orden de Carlos III, y figuraron también, como insignia de la soberanía castellana y aragonesa, en la banda de los Reyes Católicos. Los partidarios de Fernando VII y la Junta Gubernativa los emplearon en oposición al rojo de los partidarios de José Bonaparte.
Insignia del Consulado: La bandera izada al frente deI Consulado -instalado en Buenos Aires el 2 de junio de 1794- ostentaba los colores celeste y blanco, los mismos del manto de Ia Virgen, protectora de la Corporación.
Colores predilectos en los regimientos de 1806 y 1807: El celeste y el azul fueron los colores predilectos de los regimientos organizados para rechazar a las tropas inglesas, en especial, de aquéllos que fueron constituidos con el elemento criollo: Húsares de Pueyrredón, Cazadores Correntinos, Patricios do Buenos Aires, Pardos, etc.
Telas del invasor inglés: El azul fue el color que predominaba en Ias telas que en gran cantidad y como botín de guerra se tomaron a las fuerzas inglesas, una vez vencidas después de la invasión. Estas telas sirvieron para confeccionar los uniformes de los nuevos regimientos coloniales.
Divisa de French. y Beruti: Las cintas que French y Beruti distribuyeron el 25 de Mayo, como es sabido, fueron de los mismos colores que los patriotas para distinguirse entre ellos, habían ostentado el 22, día del memorable Cabildo Abierto.
Divisa de los partidarios de Moreno: En oposición a los saavedristas, tal como consta ea el sumario instruido a raíz de la asonada del. 5 y 6 de abril, Ios morenistas utilizaron cintas azules y blancas.
Concepción ideológica: El azul (azur o blao en el arte heráldico o blasónico) simboliza los ideales de justicia, verdad y fraternidad, señalados en nuestro escudo por el campo superior. de la elipse.
Concepción poética: El azul y el blanco tendrían origen en la concepción poética que los presupone como inspirados del cielo y las nubes.
Los colores nacionales se usaron en la Argentina desde 1811, en la escarapela famosa erróneamente atribuida a la distribución de French y Beruti del año anterior. Provenían de los colores borbónicos, de la casa de Fernando VII (rey ausente de España). La escarapela blanca y celeste ya había sido utilizada por Pueyrredón y otros camaradas durante las Invasiones Inglesas. La escarapela es creada por decreto el 18 de febrero de 1812. La Bandera se utilizó desde el 25 de mayo de 1812, pero sólo a principios del año 1813 tuvo cierta oficialización, hasta que la Asamblea General consagró su uso el 3 de marzo de 1813, el mismo día que se conoció en Buenos Aires la noticia del triunfo de Belgrano sobre los realistas en Salta.
Matiz del color azul.
Celeste, azulceleste y azul son términos de uso indistinto en el transcurso de los años, desde que se crea el primer distintivo - la escarapela de 1812 - hasta la sanción del decreto del 24 de abril de 1944, con que se procura finalizar la polémica precisando el matiz nacional. Las causas que han determinado el planteo de esta cuestión podrían expresarse con los siguientes enunciados: a) la imprecisión del vocablo escogido para designar el matiz; b) el desconocimiento de cuál era exactamente el matiz elegido por su creador; c) el criterio intencional de contemporáneos y sucesores, al escoger otro matiz que consideraron más apropiado, ya sea por razones fundadas en la heráldica, la estética, la visibilidad, la duración; d) la destrucción o el extravío de la bandera original.
En cuanto a las razones enunciadas en el punto c) la heráldica considera el azul como color primario, puro o franco, sin mezcla de blanco(tono diluido), o de negro (tono rebatido). El celeste, por el contrario, es color secundario, diluido. La tendencia de elegir paños azules para la confección de banderas, por demás, revela, precisamente, la oposición al desgaste que ocasiona el efecto natural del aire; el sol y las lluvias, que terminan por rebajar celeste o blanco el matiz natural del azul, en desmedro de su estética, visibilidad y duración.
El matiz apropiado, debe ser el azul. puro, conocido también con las expresiones de azul argentino o azul bandera, el azul claro o azul cielo en los días serenos.
En el decreto Nº 10.302, del 24 de abril de 1944 por el cual se determinan las características de los símbolos de la soberanía de la Nación, se opta por éste matiz, el "azul claro como el cielo", asignándose esta definición al término "celeste" color que se considera como "matiz de azul"
Cantidad y disposición de las franjas
Conforme a la tradición rosarina, la bandera de Belgrano, confeccionada por doña María Catalina Echavarría de Vidal, constaba de dos paños verticales, uno blanco, del lado del asta y otro celeste. Los elementos de esta bandera son coincidentes – en número y disposición- con la bandera de los andes (a la que se agregó el escudo) y confiere sentido lógico a la tradición rosarina, por cuanto es lógico que San Martín, al disponer su confección, debió necesariamente inspirarse en la Bandera que le legara, describiera o mostrara Belgrano, en el período que ambos patriotas vivieron juntos en el norte del país (enero a marzo de 1814)
En un retrato de batalla durante la estadía de Belgrano en Londres (1815) aparece una bandera en el fondo con dos franjas horizontales, la superior blanca y la inferior celeste, lo cual cabe suponer que las indicaciones fueron suministradas por el propio Belgrano.
Se desconoce la causa por la cual comenzó a disponerse las franjas de distinta manera a la hasta entonces acostumbrada.
Las primeras indicaciones de la bandera de tres franjas horizontales aparece en una nota que envía Vigodel al ministro de estado en Brasil: "Los rebeldes de Buenos Aires han enarbolado un pabellón con dos listas azul celeste a las orillas y una blanca en el medio".
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Escudo de la Republica Argentina
El escudo de la republica Argentina fue aceptado oficialmente el 12 de marzo de 1813 por la Asamblea General Constituyente de ese año. Aun así, se conservan documentos emitidos por la Asamblea que testimonian que antes de conocerse el decreto que aprobara su diseño ya se empleaba el actual escudo, habiéndose utilizado con anterioridad a este el escudo de armas del Virreinato del Río de la Plata.
A pesar de la ausencia de sanción legislativa, el hecho de que Manuel Belgrano lo usara como símbolo central del gallardete de las tropas emancipadoras consagró el emblema, siendo adoptado por pueblos y gobiernos como símbolo de la nacionalidad argentina. La historiografía oficial considera que la Asamblea del Año XIII comisionó al diputado por San Luis, Agustín Donado para que se encargara de la confección del sello con el cual se autenticaría la documentación del Gobierno, el grabado definitivo de tal sello fue realizado por el orfebre Juan de Dios Rivera quien parece haberse inspirado en un escudo usado por los jacobinos durante la Revolución Francesa [1]. En el AGN se halla el decreto del 12 de marzo de 1813 firmado por Hipólito Vieytes y Tomás Antonio Valle, secretario y presidente respectivamente de la Asamblea por el cual se ordena:
Que el Supremo Poder Ejecutivo use el mismo sello de este Cuerpo Soberano con la sola diferencia de que la inscripición del círculo sea la de Supremo Poder Ejecutivo de las Provincias Unidas del Río de la Plata
Tras algunas modificaciones un tanto caprichosas en el diseño del escudo, finalmente fue sancionado el diseño actual el 24 de abril de 1944 mediante decreto ley Nº 10.302 del Poder Ejecutivo Nacional, estableciéndose que se use exclusivamente el diseño original.
Antecedentes
Escudo en un salvoconducto usado por miembros de un club revolucionario francés para acceder a la Asamblea Legislativa entre 1790 y 1793
Escudo salvoconducto francés
El emblema del que se valían como laissez-passer (billete de salvoconducto) los miembros de un club revolucionario francés para acceder a la Asamblea Legislativa entre 1790 y 1793 tiene una clara similitud con el escudo argentino, salvo que tiene en el azul referencias marinas, en lugar de referencias celestes, y el sol no es el Sol de Mayo, de referencias incaicas. Aparece en una ilustración que figura en la obra La Revolución Francesa, de Michel Vovelle (Tomo 3° página 216). En la Biblioteca Nacional de Francia aparece como "Código de la Colección Qb.1 Año 1793". Posiblemente el diseño había sido obtenido por un argentino durante ese turbulento período o llevado por un jacobino que podría haber viajado para combatir por la independencia argentina (podemos recordar que Mme. Elisa Pichegru era una jacobina refugiada luego en el actual territorio argentino y amiga íntima de Manuel Belgrano). Esa credencial era ya utilizada dos décadas antes de que la Asamblea General Constituyente de 1813 resolviese adoptar el conocido blasón nacional.
Descripción
Las iniciales "BR" que aparecen en un círculo bajo la cinta roja que une a los laureles significan "Bibliothèque Royale", razón por la cual también está incluida la corona real. Las letras "Lat" que se ven en el borde derecho del escudo, a la altura de los rayos segundo y tercero del sol, corresponden a la "Colección Latarrade" de la que formaba parte esa estampa y cuyo propietario del mismo nombre vendió una parte a la Biblioteca Nacional de Francia en 1841. A su vez, la familia de Latarrade, en 1863, donó a la misma institución otros quince mil grabados, de donde surge que la proveniencia del referido emblema está perfectamente certificada.
Escudo utilizado por la Asamblea del año XIII
Escudo Oficial
Encargo del Escudo
Se sabe que la Asamblea del año XIII, con el propósito de ejecutar actos soberanos, comisionó al diputado por San Luis, don Agustín Donado, la confección de un sello para autenticar los escritos del gobierno en reemplazo del utilizado hasta entonces con las armas reales de España, y que además serviría para acuñar la primera moneda nacional. Está también probado que Donado confió esa tarea al grabador cuzqueño radicado en Buenos Aires Juan de Dios Rivera y que, con el cuño por él tallado, fueron sellados algunos documentos emanados de la Asamblea; por último, en el Archivo General de la Nación figura el decreto del 12 de marzo de 1813, por el cual la Asamblea General Constituyente, con las firmas de su presidente, Tomás Valle, y el secretario Hipólito Vieytes, ordena "que el Supremo Poder Ejecutivo use el mismo sello de este Cuerpo Soberano, con la sola diferencia de que la inscripción del Círculo sea la de Supremo Poder Ejecutivo de las Provincias Unidas del Río de la Plata".
Con esa formalidad quedó registrada la fecha cierta de la creación de nuestro escudo, por más que "El Redactor de la Asamblea" publicara la noticia el día siguiente.
Paternidad del diseño
A partir de ahí empiezan las divergencias acerca de quién fue realmente el autor del diseño respectivo. Ha sido atribuido al mismo Donado, al tallador Rivera, al artista peruano Isidro Antonio de Castro y a Bernardo de Monteagudo, entre otros, pero siempre haciendo la salvedad de que no existen constancias concluyentes que permitan sostener con total seguridad a quién de los nombrados cabe asignarle la paternidad del escudo.
Simbolismo
La forma elíptica del cuerpo de este escudo (uno de los primeros escudos patrios en el continente americano) se corresponde con la vista del perfil superior de una cabeza humana ya que a ella se acomoda una laurea, tal escudo elíptico se halla dividido en dos campos: el de la mitad superior es de esmalte azur (azul celeste) y el de la mitad inferior es de esmalte plata (blanco), es decir: los colores de las franjas de la bandera argentina. A este diseño basal se suman, otros símbolos. A los antebrazos humanos que estrechan sus manos diestras se le atribuye el hermanamiento de las provincias conformantes de las Provincias Unidas del Río de la Plata antecedentes directos de la actual República Argentina; el gorro frigio dirigido hacia la izquierda (signo jacobino), de gules ( o punzó), simboliza la libertad y está sostenido por ambas manos de una pica vertical simétrica en medio de los campos del escudo que simboliza el compromiso de las provincias de defender la libertad (en la Antigüedad romana existía la ceremonia por la cual alguien era reconocido libre al ser tocado con una pica en su cabeza). El sol naciente en esmalte oro, de rayos rectos y flamígeros alternados simboliza la nueva nación. La Laurea (o los laureles) dispuestos como coronando la cabeza de todo argentino o argentina representan la victoria y triunfo en el logro de la independencia, y como reza el Himno Nacional Argentino, deben ser mantenidos. Por último, la cinta en forma de moño (otro signo de unión) con los colores azur (en este caso: azul-celeste) y plata (blanco), los mismos de los cuarteles del escudo, representan la nacionalidad argentina que se emblematiza en los colores de un cielo diurno.
Escudos de las provincias argentinas
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