Por cada mujer fuerte cansada de aparentar debilidad,
hay una hombre débil cansado de parecer fuerte.
Por cada mujer cansada de tener que actuar como una tonta,
hay un hombre agobiado por tener
que aparentar saberlo todo.
Por cada mujer cansada de ser calificada como “hembra emocional”,
hay un hombre a quien se le ha negado el derecho a llorar y ser
delicado.
Por cada mujer poco femenina cuando compite,
hay un hombre obligado
a competir para que no se dude de su masculinidad.
Por cada mujer cansada de ser objeto sexual,
Hay un hombre preocupado por su potencia sexual.
Por cada mujer que se siente atada a sus hijos,
hay un hombre a quien le ha sido negado el derecho al placer de la
paternidad.
Por cada mujer que no ha tenido acceso a un salario satisfactorio,
hay un hombre que debe asumir la responsabilidad de otro ser
humano.
Por cada mujer que da un paso hacia su propia liberación,
hay un hombre que redescubre el camino hacia la libertad.
(Tomado del Libro “Pobreza y Masculinidad”, de la autora Gabriela Rotondi, Buenos Aires, Agosto de 2000)