La cultura grecorromana recogió el hábito del enjuague, aunque los griegos y romanos, mucho menos escrupulosos, se lavaban los dientes con orina humana. La aparición del tubo fue en 1896, cuando Colgate vendió en EEUU la primera pasta en tubo flexible.
A comienzos del sigo XIX, la pasta de dientes era usada con agua, pero los antisépticos bucales pronto ganarían popularidad. Los dentífricos de andar por casa tenían tiza, ladrillo pulverizado, y sal como ingredientes comunes. En 1866, la Home Cyclopedia recomendó el carbón de leña pulverizado, y advirtió que ciertos dentífricos patentados y comerciales hacían daño. El tubo flexible donde se envasa la pasta fue obra de la empresa Colgate
Las técnicas para conseguir que la pasta de dientes presente rayas coloreadas varían según los fabricantes.
Uno de los métodos consiste en rellenar el tubo de pasta dentífrica blanca y colocar -paralelas a las paredes del mismo- cuatro tiras de crema dentífrica de color. Al presionar el tubo, la pasta blanca y la de color salen juntas, pero sin mezclarse.
Otro de los sistemas más utilizados precisa de un inyector-mezclador. junto al tapón, y a lo largo de un centímetro, el tubo se encuentra repleto de crema dentífrica de color. Desde la abertura hacia el interior del tubo sale un estrecho cilindro que atraviesa la pasta de color. Éste lleva cuatro minúsculos orificios, colocados lateralmente. Cuando se aprieta el tubo, por el orificio central sale la pasta blanca, y a través de los orificios laterales se vierte la pasta coloreada.
La marca pionera en emplear esta técnica fue Signal, en 1961.