Desde el siglo XVII , la frase proverbial "el que asó la manteca" se refiere a un personaje que sirve de término de comparación cuando se censura al que obra o discurre neciamente . Se suele decir: "Eso no se le ocurre ni al que asó la manteca". Tiene esta frase su origen en una receta de Martiñez Motiño que se titula "Cómo se puede asar una pella de mantecas de vacas en el asador". Aunque forzoso es decir que no se trata del absurdo de asar la manteca, sino de calentar una pella de manteca que pringue sobre la miga de pan.
La importancia de Martínez Motiño, no tan sólo dentro de la cocina, sino de la historia de la vida cotidiana de los españoles y su influencia extraordinaria en todos los ámbitos de tipo gastronómico, lo demuestra que cuando la flamante Real Academia Española del siglo XVIII redactó el Diccionario de Autoridades, el libro de Martínez Motiño fue considerado como una de las autoridades de la lengua.
Néstor Luján Cuento de cuentos