Pensamientos
que nos limitan
2ª parte
Tendemos a pensar en negativo, algo que nos ha servido para sobrevivir durante millones de años. Pero cuando esto no previene de ningún peligro y solo paraliza, se convierte en un problema. Análisis y soluciones para las actitudes que más nos intoxican.
"¿Y si...?"
o el pesimismo
Efectos tóxicos: El pesimista defensivo es aquel que se pone siempre en lo peor para no defraudarse. "Como luego la realidad no suele ser tan mala se pone contento", explica Vecina. Pero si no se cumple esa expertativa de lo negativo, esa persona ha perdido un tiempo maravilloso sin sentido.
Anticipar lo negativo es bueno a veces, pero no si ocurre en exceso, porque " lo único que reporta es insatisfacción. ¿Y si al final ocurre lo negativo? -se pregunta. Te permite volver a alimentar el proceso y la próxima vez dirás "ya lo sabía", lo que hace que en la siguiente ocasión sea más negativo y mucho antes". Otro efecto de la anticipación es el miedo. "A veces, es peor el miedo que has tenido a que pase que cuando pasa. Es peor temer al miedo que temer las cosas que puedan pasar".
Antídoto: Si analizamos la realidad con los datos más objetivamente posible, nos preguntaremos: "¿Realmente hay señales de peligro para estar alerta un tiempo y movilizar mis recursos? Si hay datos que dicen que es probable, hazlo, prepara y planifica con un sentido de utilidad -anima la psicóloga-. Si resulta que no, que te estás poniendo en lo peor, esperando a que te venga lo peor, esa actitud resulta muy negativa. Si realmente crees que algo puede pasar, haz algo para intentar solucionarlo o evitar que pase. De lo contrario, se acaba por ver la realidad de manera muy distorsionada y se viven muchos momentos de insatisfacción".
"Debo hacerlo todo bien"
o el exceso de perfeccionismo
Efectos tóxicos: Mucha gente tiene esa exigencia, poco realista por exagerada. Sus efectos "llevan a comparar con un estándar al que nunca se va a llegar y por tanto genera malestar y frustracción que dificultan la vida sin necesidad -afirma Marisa Vecina-. Invertir tantos recursos en hacerlo todo perfecto es un sinvivir. Un estándar tan elevado no se puede mantener, no hay horas ni recursos, además de que no todo depende de ti. La sobrecarga no te deja tiempo para disfrutar". Además, quien piensa así no se permite equivocarse, lo que impide aprender. Cuando se quiere hacer todo solo y bien, "los que están a tu alrededor se adaptan y se hacen cómodos", el perfeccionista "deja de trabajar en equipo".
Antídoto: La solución pasa por preguntarse cuánto cuesta hacer las cosas con esa perfección, si se tienen otras alternativas y lo que ocurriría si sale un poco mal. En estos casos también hay que "aprender a desconectar y dejar que cada uno se responsabilice de su área". Para ello hay estrategias: "Cuando se cierra el día de trabajo o la semana, marcar los objetivos de la siguiente. Al dejar los temas cerrados no necesitas estar procesándolos todo el fin de semana. Dedicas ese tiempo y ya está. Así no llevas el trabajo a otros ámbitos. Es fundamental darse un paréntesis".
SAIDA S. MAHMUT
(Sigue)
Cele -Celestino-