Página principal  |  Contacto  

Correo electrónico:

Contraseña:

Registrarse ahora!

¿Has olvidado tu contraseña?

EL RINCON DE LA VERDADERA AMISTAD
 
Novedades
  Únete ahora
  Panel de mensajes 
  Galería de imágenes 
 Archivos y documentos 
 Encuestas y Test 
  Lista de Participantes
  
  
  
 ◙ cσmunídαdєs αmígαs 
  
  
  
 ◙◙ ríncσn pσєtícσ 
 ◙◙ nuestros pps 
 ◙◙ ríncσn musícαl  
 ◙◙ ríncσn mujєr 
 ◙◙ ríncσn salud 
 ◙◙ ríncσn dє cσcínα 
 ◙◙ ríncσn dє nαvídαd 
 ◙◙ ríncσn dє dє juєgσs 
 ◙◙ rєflєхíσnєs 
 ◙◙ kαввαlαh 
 ◙◙ вíσgrαfíαs 
 ◙◙ tu cumplєαñσs 
 
 
  
 ◙◙ σfrєcє fírmítαs 
 ◙◙ rєcσgє fírmítαs 
 ◙◙ tutσríαlєs 
 
 
  
  
  
  
  
 ◙◙ Nuestro Rincon de Oraciones 
  
 ToDo PaRa MiS DeSaYuNoS 
 El RiNcOn De MaNuAlIDaDes 
 
 
  Herramientas
 
EL RINCON DE CELE: EL AGOBIO ( - y 3 - )
Elegir otro panel de mensajes
Tema anterior  Tema siguiente
Respuesta  Mensaje 1 de 1 en el tema 
De: cele19331  (Mensaje original) Enviado: 14/06/2010 22:09

El Agobio

( y 3º )

Falta de sentido
Uno de los psicoterapeutas más famoso del siglo recién acabado ha sido Víctor E. Frankl, de la Escuela vienesa. Internado en el campo de concentración de Theresienstadt durante la segunda guerra mundial, perfiló su teoría basada en la búsqueda de un sentido para la vida del hombre, superando así la interpretación de las disfunciones emocionales y psíquicas del individuo como una consecuencia de desajustes instintivos o subconscientes, como afirmaron otros psicólogos coetáneos suyos, como Freud y Adler. Crea de esta forma una tercera Escuela vienesa de psicoterapia que denominó Logoterapia, como análisis existencial. Su estudio lo recogió de su propia experiencia en el campo de concentración, en el libro El hombre en busca de sentido, en el que destacamos este párrafo que titula La huida hacia el interior:

«A pesar del primitivismo físico y mental imperantes a la fuerza, en la vida del campo de concentración aún era posible desarrollar una profunda vida espiritual. No cabe duda de que las personas sensibles, acostumbradas a una vida intelectual rica, sufrieron muchísimo (su constitución era a menudo endeble), pero el daño causado a su ser íntimo fue menor: eran capaces de aislarse del terrible entorno retrotrayéndose a una vida de riqueza interior y libertad espiritual. Sólo de esta forma puede uno explicarse la paradoja aparente de que algunos prisioneros, a menudo los menos fornidos, parecían soportar mejor la vida del campo que los de naturaleza más robusta».
Con frecuencia se puede observar que no es la persona con mayor capacidad física, incluso una voluntad de hierro, la que soporta mejor los trabajos, sino la que posee mayor capacidad interior, que en determinados casos se traduce en mayor capacidad de trabajo. Es como si las personas, y así nos lo demuestra el estudio del doctor Frankl, pudiéramos desarrollar un espacio psicológico dentro de uno mismo donde, en la medida del ejercicio por ampliarlo, nos cupieran más o menos labores sin que su peso alterase la integridad física. El motor que impulsaría entonces a realizar cualquier actividad de forma serena sería la existencia misma, el sentido que demos a la vida.
A Viktor Frankl le gustaba citar a Nietzsche: «Quien tiene un por qué para vivir, encontrará casi siempre el cómo». Si este principio se traslada a los acontecimientos cotidianos de la vida, lo que se obtiene es una fuerza mayor para acometerlos. Por ejemplo, un estudiante que prepara unas oposiciones. El primer paso que da en esta nueva situación es marcarse un objetivo. Este paso determinará su forma de actuar posterior. En la misma medida en que el sentido de su estudio diario esté presente, se encontrará en mejor situación para acometerlo con éxito. Indudablemente, le faltarán otros dos pasos imprescindibles: determinarse y llevar a cabo esa elección para hacerla realidad.
El ajetreo en el que se ve envuelto el hombre de hoy, el campo de cultivo del consumismo actual, apoya la realidad progresiva del estrés, del agobio, y la ampliación de los campos de la depresión. Por eso se debe considerar la defensa que supone vivir la propia vida en un aquí y un ahora concreto, y con un compromiso individual permanente.
Los cristianos, además de conocer y dar sentido de una forma más amplia a todo esto, poseemos confiadamente un hombro sobre el que llorar y desahogarse, abierto las 24 horas del día: «Venid a mí los que estáis cansados y agobiados, que yo os aliviaré». Dice aliviaré, no que os aprobaré o terminaré vuestro trabajo, eso corre de nuestra cuenta. Pero, eso sí, con la certeza de Su presencia.

Consejos prácticos para disminuir el agobio:

- Reducir la cantidad de cambios en su vida.
- Reducir las obligaciones sociales.
- Reducir las obligaciones en el trabajo o escuela.
- Postergar cambios en su condición de vida.
- Saber decir que no con mayor frecuencia.
- Llevar una dieta sana y equilibrada.
- Hacer más ejercicio.
- No utilizar tranquilizantes sin previa consulta médica.
- Establecer un horario práctico y ordenado para dormir.
- Confiar más en uno mismo.
- Los masajes antiestrés también ayudan.
- Realizar técnicas de relajación.
- Saber priorizar los problemas.
- Dividir el problema principal en subproblemas, e ir solucionando las partes del mismo hasta su completo manejo.
- Aprender estrategias de afrontamiento.
- Nunca eludir los problemas (pues reforzaría negativamente la huída, haciendo que uno tenga sistemas de indefensión, aumentando la inseguridad y el miedo).

Doctor José María Sémelas Ledesma

Doctor en Medicina, Psiquiatra - Psicoterapeuta
 

 
Cele -Celestino-   


Primer  Anterior  Sin respuesta  Siguiente   Último  

 
©2024 - Gabitos - Todos los derechos reservados