OREJAS MÁGICAS
Érase una vez un niño con las orejas de soplillo. Se reían de él y de sus orejas tan abiertas. Él se enfadaba. Pero un buen día logró moverlas, descubrió que funcionaban como hélices y que le permitían volar. Desde ese instante, los que se burlaban de él palidecen de envidia. Todos sueñan con tener orejas de soplillo para revolotear por ahí como pájaros libres...
FIN
Gracias, Mami y Papi, por haberme dado estas orejas de soplillos, que con ellas revoloteo...
y yo me rio... jajajajaja... ¡Y ahora... a dormí!