tener confianza
Energía
para explorar la vida
Es recurso esencial para levantarnos cuando nos caemos, para afrontar obstáculos y retos y para avanzar en la vida. Con su ausencia, sin embargo, llega la desesperanza y el inmovilismo y un modo de renuncia a la felicidad. Así es la confianza, un tesoro a proteger y potencias.
Cada vez que se me presenta un cambio o una oportunidad de mejora, me paralizo -confiesa Cristina-. Una voz interior me repite: "Es mejor que no te arriesgues". Son pensamientos que me bloquean en muchos aspectos de mi vida: "No vale la pena que lo intente, no voy a estar a la altura", me digo. Me angustio porque sé que esa actitud no me permite avanzar ni crecer, pero no puedo, tengo miedo a fracasar, a hacer el ridículo". Angustia, temor, frustración, amargura, desesperanza... son solo algunos de los síntomas que acompañan al mal que padece Cristina, la falta de confianza en uno mismo. Esta puede tener efectos demoledores en quien adolece de ella, convirtiéndose en el peor enemigo de uno mismo.
Creencias limitadoras
Como enumera Eva Bach, especialista en desarrollo personal e inteligencia emocional, la falta de confianza implica " desconocimiento de nuestro potencial, sensación de vacío por actuar siempre por debajo de nuestras posibilidades, no emprender nuevos retos o no implicarse porque se piensa que va a salir mal. Pero precisamente por no exponernos a nada, no ocurre nada o no facilitamos la posibilidad de que ocurra algo mejor, por lo que la desconfianza se reafirma y aumenta. Con la falta de confianza se renuncia también a la felicidad. No creemos merecerla o no nos fiamos de que vaya a durar". Quien adolece de esa fortaleza de espíritu se justifica ante una derrota antes de comenzar a batallar. Las creencias limitadas de la valla de uno mismo se convierten en cadenas que impiden andar.
No es fácil quitarse ese peso, que en muchos casos viene acompañado desde la niñez; en la falta de confianza influye que las personas de nuestro entorno no hayan confiado suficiente en nosotros. Sin embargo, aferrarse al "es que soy así" o "así me educaron" no hace más que limitarnos. "No es aconsejable quedarnos en el lamento -continúa Bach-. Cuando somos adultos tenemos la posibilidad y responsabilidad de salir de esas creencias limitadoras. El pasado no puede cambiarse, pero sí la forma de interpretarlo. El tesoro que cada uno poseemos lo conforman tanto lo bueno como lo menos bueno. El sí sereno a lo que ha sido y a lo que es nos recata del pesimismo, el resentimiento, el victimismo y el inmovilismo y nos proyecta hacia un universo nuevo de posibilidades".
Creer es crecer
La confianza siempre se puede restaurar, será un trabajo duro, máxime si está especialmente maltrecha, pero la inversión merece la pena. Gracias a ella superamos los obstáculos, nos levantamos de las caídas, avanzamos en nuestros proyectos y en la vida, exploramos nuevos territorios; en definitiva, crecemos. "La confianza en uno mismo es el recurso esencial sobre el que se basa nuestra seguridad y nuestro afán de explorar la vida, sobre ella pivota cualquier logro; es la conciencia que uno tiene de su fuerza personal para afrontar los retos y contratiempos que le lleguen así como para conseguir los objetivos que se propone", define el psicólogo Miguel Silveira. Fuerza vital interior, es nuestra reserva de energía. Silveira anima a alcanzarla: "Es importante mentalizarse de que siempre es posible cambiar aquello que no funciona en nuestra vida, intentar nuevas vías y arriesgarnos en la superación personal, pues siempre nos espera algo bueno si lo perseguimos con pasión".
Elegir nuestra actitud
Tenacidad, constancia y una dosis aceptable de orgullo deben ser compañeros infatigables en esta tarea que no resulta sencilla, especialmente cuando las injusticias, el dolor y el miedo conducen a la pérdida de confianza en la vida. Pero, como decía el psicoterapeuta Viktor Frankl, siempre nos queda una libertad que nunca se nos podrá robar, la de elegir nuestra actitud ante las circunstancias. Es una idea que comparte Eva Bach: "Podemos encontrar motivos para perder la confianza en la vida y motivos para cultivarla. Nosotros decidimos. Practicar la confianza, aunque a veces tengamos motivos para perderla, es una manera inteligente de encarar la incertidumbre. Las dificultades quizá sean las mismas, pero confiando se vive mejor y se afronta todo mejor".
La confianza en uno mismo y en la vida se retroalimenta. Entrar en esa espiral de beneficios ha de convertirse en el primer paso y para ello hay que creer en ello. como invita Silveira, "si queremos aumentar la confianza, no esperemos los refuerzos de fuera, tal vez nunca lleguen. Acéptate y dedica esfuerzo a progresar y sentirte orgulloso de ti mismo, aunque no te lo digan. Céntrate en tus cualidades, disfruta de tus talentos, de lo que tienes y eres. Y deja de compararte con los demás que están mejor, porque saldrás perdiendo". En esta andadura, hay que arriesgar y ser consciente, como señala Bach, de que " a veces hay que perder para ganar, renunciar a algo importante para alcanzar algo mejor, a menudo sin tener garantías suficientes de que lo que está por venir vaya a ser mejor, pero confiando en ello. Pero tan importante es confiar en uno mismo como hacerlo de manera comedida. Debemos arriesgar de un modo prudente, calibrando nuestras posibilidades y recursos de modo realista".
Conocer los secretos de este tesoro, el de la confianza realista que irradia luz desde el interior hacia todos los que nos rodean, y alcanzarla con ayuda de profesionales y de personas de a pie que han aprendido a tenerla. Pero, sobre todo, con la ayuda de uno mismo.
ROSARIO REY
Música de Nino Rota, de Las noches de Cabiria