No se sabe exactamente cuando nace la amistad,
tal vez cuando se brinda una cálida sonrisa
o en una palabra precisa que nos reconforta,
sea cual fuese el origen, la amistad es sólo una.

No importa si hay fronteras, no importa la distancia,
es solamente prestar oídos atentos a nuestro amigo
cuando quiere abrir su corazón en las desdichas o alegrías,
es bendecir al cielo, porque no se está solo en la vida.

No hay tiempo, no hay razones, ni motivos para alejarse,
si bien un amigo ya no está presente vive en la mente,
los lazos se hacen fuertes, echan raíces en todo el ser,
se siembra cariño a cada instante y florece en cada tarde.

Cuidemos la amistad, un regalo valioso, una joya única
que hace más llevadera nuestra existencia a veces dura,
guardemos siempre los momentos vividos en nuestra alma, 
y siempre compartamos las sonrisas y sueños.