Opinión / Ángel Gabilondo
Heredar
posibilidades
A veces reconozco en mí detalles que me parecen reiterar algo que vi en otros. Quizás en mis padres, en un buen amigo o, tal vez, en algún profesor.
Más me sorprende que quienes le conocen o conocieron subrayen lo mucho que tengo que ver en ellos. No son sin más rasgos físicos, que se acaban recibiendo de una u otra manera, son gestos, respuestas, sentidos, hasta del humor, reacciones, gustos, preferencias. Pueden llegar a ser pensamientos, convicciones, valores…, pero sobre todo se trata de modos de afrontar y de responder a determinadas situaciones, o de crearlas. En ocasiones no sólo me gustan quienes comparten esos detalles inclasificables, sino que reconozco que me gustan porque conocieron a otros que eran como aquellos a quienes yo reitero en mis gestos. Es como si en verdad quienes incidieron en que seamos como somos se conocieran entre sí. Y no es tanto el parecido entre nosotros, sino entre ellos. Tal vez lo razonable es que nuestros padres o abuelos se conocieran entre si. De lo contrario parecería inexplicable. Pues puede que lo sea, porque hablamos de quienes no se conocieron. No está claro dónde radica este aire de familia. No es que nos miremos de una manera, es que miramos algo y vemos con complicidad. Sospecho que hay, más que un tronco común, unas mismas raíces o, aún más, que habitamos en la misma tierra. Y esto es menos frecuente de lo que podría suponerse. No es cómo nos vemos, ni siquiera cómo miramos, es cómo vemos y miramos juntos. Tanto que cuanto te veo es como si ya te viera mirándote conmigo. Es como si ya viera junto a ti, incluso aunque sea a ti a quien veo. Por eso estoy tan agradecido a haber conocido a quienes me han procurado estos modos de ver y, más aún, a ti, porque contigo se revive la vida que de ellos recibí y ahora, a tu lado, la vengo recibiendo. Parece mentira, pero eso que acabas de hacer lo hacía mi padre, en eso que dices insistía mi madre, así hubieran reaccionado ellos, te hace gracia lo mismo que les divertía e incluso esas mismas cosas se las oí. No le busco en ti. En ti todo resuena nuevo, de nuevo, porque ésta es la única manera de repetir, reiterando de otra manera, haciendo lo que nunca hicieron pero de un modo muy suyo. Sólo se concibe porque, aunque hicieron otras cosas, tienen tanto que ver con esto que lo engendraron. Heredamos no sólo realidades, heredamos posibilidades. También gracia a ello me gustas.
Cele.
-Celestino- |