Si no te amas a ti mismo, perdiste la regla de oro para saber cómo amar a tu prójimo.
Cuando mueras alguien llorará porque te amó.
¿Quién llorará porque tú lo amaste?
Sabes más del fuego si una vez te quemaste que por todas las veces que te lo explicaron.
Nada sabes del amor, por más que te lo expliquen, mientras no hayas amado.
El surco cubre y abraza la semilla sin ahogarla,
y la deja en libertad de hacerse espiga. Así hace el amor con el que ama.
Si no te aman no puedes crecer.
Si no amas no dejas crecer.
Muchas de tus tristezas inexplicables tienen una sola explicación:
no amaste como los otros necesitaban, o no te amaron como esperabas.
El amor nunca muere. Las caricaturas del amor nunca duran mucho.
¿Te preguntaste alguna vez por qué los hombres se rebelan cuando piensan que Dios no los ama?
Necesitas tanto coraje para amar como para dejarte amar.
Somos tan felices cuando amamos y cuando nos aman, y nos amamos tan poco...
¡Qué incomprensible es el hombre!
Nunca es tan perjudicial el egoísmo, como cuando se disfraza de amor.
Nada compromete tanto como el amor y nadie es tan libre como el que ama.
El calor del sol abre las flores.
La calidez del amor abre los corazones.
Si me dijeras que no amas a nadie, más que condenarte por tu pecado,
me dolería por tu desgracia.
(de la red)