JUVENTUD!... ¿Dónde te has ido?
¡Juventud!... ¿Dónde te has ido?
Todavía te recuerdo, pero no sé dónde te has quedado,
yo que creí que siempre te tendría
y te tenía tan atada a mi capricho,
que estabas conmigo hasta en mis propios sueños.
¿Dónde están aquellos pantalones vaqueros
que a tu porte le daban un aire juvenil?
Y ¿dónde están las camisas a cuadros que vestías?
Y el bigote que era imán de tus mentiras
ya no están, se han quedado en el ayer.
¡Juventud! ¿Qué ha pasado con tu imagen?
Eras fuerte y de porte varonil,
¿Te acuerdas que tu talla parecía un maniquí?
Brazos fuertes y de atleta presumías
ahora a tu cuerpo ya nada le acomoda.
Te creías campeón a toda hora
y el cansancio no existía para ti,
un buen baño y una arregladita al espejo
ese siempre te decía que eras galán
conquistador, enamorado y picarón.
Todos los días a la puesta del sol
tu reloj no se atrasaba,
era la hora de ir con ella,
se te hacía eterno que la sombra cubriera
lo que a leguas no podías ocultar.
¿A dónde vas? Una voz retumbaba en la cocina
¡Ah! es la vieja que empieza su letanía:
Ya es muy tarde ¿Con quién vas? ¿A qué hora llegas?
A ella nada le parece.
De seguro vas con esa...
Como ahora ya no mamas
para nada me tomas en cuenta
pues ni mi comida te gusta.
¡Anda ve con ella!
A ver si un día te acuerdas que tienes madre.
¡No te nojes rezongona!
¡Se me hace que estas celosa!
¡Mirame tontita! Soy tu hijo.
Soy todo un hombre. ¿No te sientes orgullosa?
Muy pronto te daré una nuera y...
también nietos. ¿Niño o niña? ¿Qué te gustaría?
Un nietecito que sea igual que yo.
Y como si me tuvieras nuevamente en tus brazos
me arrullarás y me besarás de nuevo
y cuando camine, correrás atrás de él,
igual que lo hacias conmigo
tendrás gritos y risas todo el día, pero serás feliz.
¡Ah! Qué tiempos aquellos
simplemente ya no volverán.
¡Juventud! Te grito y no respondes
el espejo ahora dice que no estás
ahora pintas entre canas y suspiros
las arrugas ya se cruzan por tu piel.
Ya las fuerzas de tu cuerpo se han perdido
y los ojos pizpiretos ya no son
ahora comprendo que tenía razón la vieja
pues no duermo si mi hijo aún no está
se parece igualito a su padre...
¡Condenado! ¿Ahora el de mí que dirá?
Mas con todas sus locuras yo lo quiero
me ha robado ese porte que lucí.
¡Juventud! Ahora si que te he encontrado
en el malandrin que engendré
ahí está y es mi espejo
guapeton, ahora es el por mí.
Narciso Soto Barrios.