AIRE PURO
El aire puro de la mañana anuncia su presencia
y proclama su derecho a entrar en cada casa.
Ábrele las puertas. Quítate las escamas.
Levanta tu frente. Rinde tu pecho.
Abrázalo con tus manos humanas.
Deja ese tufo ácido que te sofoca,
olvida mortajas pasadas,
enjuga tus lágrimas, habla, canta,
arroja la desesperanza.
No dejes que te corten, planta.
Piensa en las albas que vendrán.
Pon cerco a los recuerdos que te atan.
Deja entrar la mañana clara en tu casa,
y que Dios se sienta a gusto
diciéndote su fresca palabra.