Un hombre había pintado un lindo cuadro. El día de
la presentación al público, asistieron las autoridades
locales, fotógrafos, periodistas, y mucha gente,
pues se trataba de un famoso pintor, reconocido artista.
Llegado el momento, se tiró el paño que velaba
el cuadro. Hubo un caluroso aplauso.
Era una impresionante figura de Jesús tocando
suavemente
la puerta de una casa. Jesús parecía vivo. Con el
oído junto a la puerta, parecía querer oír si
adentro de la casa alguien le respondía.
Todos admiraban aquella preciosa obra de arte.
Un observador muy curioso, encontró una falla
en el cuadro. La puerta no tenía cerradura.
Y fue a preguntar al artista: "¡Su puerta no tiene
cerradura!
¿Cómo se hace para abrirla?" El pintor tomo su
Biblia, buscó
un versículo y le pidió al observador que lo leyera:
Apocalipsis 3, 20:
"He aquí, yo estoy á la puerta y llamo: si alguno oyere
mi voz y abriere la puerta, entraré á él, y cenaré
con él, y él conmigo."
"Así es", respondió el pintor. "Esta es la puerta
del corazón
del hombre." "Sólo se abre por dentro."
De la Red
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