Un día como el de hoy, pero del año 1967, como consecuencia de una fuerte depresión, Violeta Parra acabó con su vida, momentos antes de salir a un escenario. Había nacido en San Carlos, en la Región de Chillán, al sur de Chile. Su padre era profesor primario y conocido folclorista del lugar . A los 9 años, Violeta, se inició en la guitarra y a los 12 años compuso sus primeras canciones. El constante viajar por todo el país la puso en contacto con la realidad social chilena, plagada de desigualdades económicas. Violeta adoptó una postura política de militante de izquierdas que le llevó a buscar las raíces de la música popular. En 1952 recorrió los barrios más pobres de Santiago de Chile, las comunidades mineras y las explotaciones agrarias, recogiendo canciones anónimas que después repetiría, dos años más tarde, en una serie de programas radiofónicos para Radio Chilena, emisora que la proyectó al primer plano del Folclore nacional. Su creatividad también la llevó a cultivar la cerámica, la confección de tapices, la pintura y la poesía. Las alegrías y los dolores de su vida alentaron los versos de “A lo humano y a lo divino”. Esta artista excepcional, fue una investigadora del Folclore chileno. Su obra recopilada es inmensa y comprende numerosos géneros, como tonadas, parabienes y villancicos. Su labor de difusora de la expresión del pueblo campesino quedó plasmada en bellísimas canciones, muchas de las cuales han sido grabadas por destacados intérpretes.
Dice galeano: ”....un revolcón de amor la arrojó a la muerte.”
El 5 de febrero de 1967, a los 49 años se suicida la famosa cantautora chilena Violeta Parra. Trás varios intentos fallidos, logró poner fin a su vida en la famosa Carpa de la Reina (sitio de encuentros de artistas de la época), dejando un hermoso legado a Chile y al mundo.
Gracias por hacernos partìcipe de este pequeño homenaje que le brindas Marthola. Nadie puede saber las interioridades que hay en la mente de cada persona y que , en algunos casos, lamentablemente les impulsa a terminar con su existencia. Ella vivió, y sembró no sólo en su tierra.