Cuando mi hijo estaba en segundo grado yo era el líder de su Compañía de Lobatos. Antes de que iniciase su tercer grado, un líder de los Lobatos me llamó y me preguntó si podía tomar otro niño. Teníamos un grupo grande y sabía que no sería fácil, pero eso lo compartía todo el mundo en este grupo de edades.
El problema era que Tray era un paciente de cáncer y le habían amputado una pierna a nivel de la rodilla. Tuve un tiempo difícil colocando mi mente en orden para exponer a "mis" muchachos a lo que yo estaba seguro acabaría en mucha angustia y tristeza para todos nosotros. Finalmente decidí aceptarlo, pero antes de que pudiera decirle sí a nuestro líder llamé a todos mis padres para dejarles saber lo que planeaba hacer y recibir su retroalimentación.
A una voz, todos apoyaron mi decisión. Sólo una madre verbalizó los temores que yo tenía por el bienestar emocional de mis muchachos, pero ella también apoyó mi plan. Sentimos que nos ayudaría a enseñarles compasión y generosidad, ¡así fue y también a nosotros!
Cuando Tray llegó descubrí que no sólo tenía severos problemas físicos y de salud, sino que su familia era increíblemente pobre. Pero querían que Tray tuviese todas las experiencias que pudiese en lo que probablemente sería una vida corta. Sus padres hicieron lo mejor que pudieron para proveerla.
Tray fue sin duda el miembro más entusiasta de nuestra compañía. No hubo nada que no intentase hacer. Cuando hicimos las cosas para sus medallitas, él estuvo en todo, y a menudo se destacaba. Todos mis muchachos le animaban y le ayudaban cuando podían, lo que también se extendió a la vida escolar.
Aún en el segmento de condiciones físicas de nuestro programa le fue bien, mejor que a la mayoría, excepto por el salto largo. Tray simplemente no podía llegar lo suficientemente lejos para cumplir con los estándares del Manual de Lobatos para alcanzar esta medalla. Lo pasé en esta porque deduje que las habilidades estaban escritas para muchachos con dos piernas y ya que Tray sólo tenía una, su meta debería ser tan sólo la mitad de la de los demás muchachos. Tray logró esa mitad y mucho más; de hecho quedó un poquito por debajo del mínimo de todas maneras.
Todos avanzamos a través de los rangos de Tigre, Lobo, Oso y León y llegamos a Webelos. A través de los años, nuestro liderazgo se aseguró de que de alguna manera Tray tuviese todos los sombreros, partes de uniforme, etc., necesarias para que estuviese a la par de los demás. La mayoría del tiempo sabía que alguna de las cosas requeridas no estaban al alcance del presupuesto de sus padres pero buscaron la forma y cuando no podían, nosotros nos asegurábamos de que pasase.
Todos sufríamos con Tray los días en que acababa de salir de la quimioterapia y estaba tan enfermo que no podía caminar diez minutos sin ir al baño. Pero él estaba allí con todos nosotros e insistía en venir a las reuniones cuando cualquiera de nosotros -adultos o niños- hubiésemos estado demasiado enfermos para asistir.
Justo antes del final del programa de Lobatos los llevé a todos a una reunión de Niños Exploradores para que vieran cómo era y para ayudarles a tomar la decisión final sobre si continuaban en el programa de los Exploradores. Tray estaba listo. Le ayudé a escoger una Tropa y le presenté a su líder y demás para prepararlo para su sexto grado cuando pasaría a los Exploradores.
Mi momento de mayor orgullo fue observar a todos mis muchachos pasar por la ceremonia de "Flecha de Luz", incluyendo a Tray. Esta ceremonia marca la transición de Lobatos a Exploradores si escogen continuar. Los intereses de mis demás muchachos habían cambiado a través de los años y ahora estaban en los deportes, las bandas y otras cosas; pero no así con Tray, él sería mi único Niño Explorador.
El verano previo al sexto grado vino y se fue y justo antes de que comenzara el siguiente año escolar, Tray se nos fue. Me gusta pensar que simplemente se fue para ingresar en otra Tropa cuyo líder es mucho mejor que lo que yo jamás podré ser.
Todos aprendimos mucho de Tray; "mis" muchachos, sus padres y yo. Sí, hay un plan y propósito para todos nosotros y, creo, no ser el único en esta comunidad con un héroe de nueve años.
Ahora, cuando estoy en situaciones difíciles, pienso a menudo cómo las hubiese manejado Tray. Esto hace el camino mucho más fácil ya que sé que él hubiese enfrentado el desafío con gusto y celo que ningún otro y finalmente triunfado al final.
James Garner
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