¡ Ciudad sitiada!
Noche de altas cumbres verdes
que urdiste un ceñido fuego en las miradas
transidas por distantes mares.
Oh, montañas de extraños accidentes...
Enlazaste el fuego en manantiales de sueños que
crecieron en altas olas de amor.
¡Que alegría quererte!
Atrás quedaron los días, la distancia, la espuma desmayada de la noche, la quietud solitaria.
Recorrimos tomados de las manos las orillas del sueño, arrasamos los dìas callados, silenciosos.
El amor profundo se aquietó, se volviò intenso, vasto, curvo, como el mar.
Y, como un cielo invertido, desordó las miradas y el beso en la hiviente tardede amarillo sopor.
¡
Què hermoso fue quererte!
Unidad,
fundación del mañana,
flor y ala trepando, cantando azules canciones
en el perfume sorprendido de las rosas...
Y hubo deseo,
y un triste adiós,
y un mañana....
El regreso fue de almas harapientas y despojadas en la noche nostálgia de pena.
Tus ojos eran sombra, silencio, tristeza, adiós.
Giré mi rostro y vi desde lo alto, la vasta y sucesiva ola en un cielo quebrado.
Refugié mis ojos sin luz en las arenas del vèrtigo y la distancia se instaló en el recodo de esta soledad rugiente,
en el peñón rumoroso del yo.
¡Que hermoso fue quererte!
¡Que hermoso es tenerte aunque la selva esté inquieta y flamee en lo alto el misterio de las noches sin luna!
Pronuncio tu nombre , escrito "Te quiero"
y el temblor regresa el aroma al último pétalo de la flor muriente.
¡Que hermoso es tenerte!
desconozco el autor