La calma mental y fisiológica es básica en la toma de decisiones, explica el psicólogo Jordi Isidro Molina: “Si nos encontramos en una etapa de nuestra vida muy ansiosa, en general, en lo que se refiere a la toma de decisiones, desde la más pequeña hasta la más grande, tendremos excesivas dificultades, sobre todo porque nos sentiremos más inseguros y desconfiaremos de nuestros propios recursos”.
Además, como nos comenta el psicólogo, si estamos intranquilos nos costará más razonar nuestras elecciones. “Hay que valorar que utilizaremos un exceso de recursos que nos impedirán racionalizar con más claridad nuestro análisis. Por todas estas razones, sí que es importante tener un estado de calma para tomar una decisión más segura y fiable. Para decirlo de una forma simple, cuanto más calmados y serenos estemos, muchos menos errores cometeremos y nuestras decisiones serán más efectivas.”
Pero, ¿cómo lograr dejar de lado todas las preocupaciones del día a día, superar el mal humor por la discusión con nuestro jefe o por la media hora perdida en un atasco, acallar el runrún mental de los “debería” o los “tengo que
“ y encontrar la serenidad necesaria para conectar con nosotros mismos y preguntarnos qué es lo que realmente queremos? Según el psicólogo para recuperar la calma interior puede ayudarnos practicar técnicas como la relajación o la meditación, aunque sólo en el caso de que notemos que nuestro nivel de ansiedad es demasiado elevado. Recordando que encontrar o recuperar la calma física y psicológica nos ayudará a confiar más en nuestra capacidad de elección y, a la vez, a razonar con mayor claridad y, por tanto, a elegir mejor.
Favorecer la calma
Como explica el psicólogo: “Las técnicas de relajación y meditación, dirigidas a conectar con un estado de presencia, favorecen la calma. Esta nos permite percibir con mayor objetividad lo que nos sucede. Y ser testigo de lo que sentimos nos aproxima a las propias necesidades y facilita la toma de decisiones”. Así, aprender a vivir el momento presente y a no dejarnos dominar por esos pensamientos parásitos que nos roban la serenidad nos ayuda a conectar con nosotros mismos y, por tanto, a reconocer lo que queremos.
“Con la meditación aprendemos a acallar las partes de nuestra mente que boicotean nuestras intenciones, nuestra visión de lo que queremos ser –explica la psicóloga María Nieves Vera-. De esta manera, aprendiendo a observar esos pensamientos disruptivos con ecuanimidad, sin atraerlos ni evitarlos, los dejaremos pasar como nubes de verano, y así nos permitiremos estar en nuestro ser.”
Técnicas de relajación
Existen diferentes técnicas que nos ayudan a centrarnos en el momento presente y a no dejarnos dominar por nuestras preocupaciones. “Desde de mi punto de vista –señala Palmero-, las técnicas más efectivas en esta dirección son las que se enraízan en la conciencia corporal. La meditación Vipassana- en la que se realiza un recorrido con atención por cada una de las partes del cuerpo- es una ayuda muy valiosa. También resulta útil centrar la atención en una parte concreta del cuerpo (la mano derecha, el pie izquierdo, la respiración…) mientras se está realizando una actividad cotidiana (fregar los platos, pasear, coger el metro, etc.).” Basadas en la concentración sobre la propia respiración, un objeto, una parte de nuestro cuerpo, la meditación nos permiten observar nuestras preocupaciones y emociones sin juicios de valores y sin dejarnos llevar por ella. Su práctica habitual no requiere más que un espacio tranquilo, y sus beneficios se traducen, entre otros, en una mayor serenidad y claridad mental que nos permiten no dejarnos arrastrar por la ansiedad y los automatismos en la toma de decisiones.
Existen otras prácticas, junto a otras muchas técnicas de distensión mental y corporal a las que podemos recurrir para conseguir una mayor calma física y psíquica.
Desde técnicas de relajación en el agua hasta la relajación asociada a disciplinas creativas, tenemos a nuestro alcance varias alternativas para ayudarnos a encontrar la calma interior necesaria para decidir con serenidad.