Decir carnaval, suena también a Tenerife, ya que en esta isla está profundamente enraizado el sentir carnavalero. Se remonta a muy atrás la celebración de estos festejos, y las máscaras más bien ³zarrapastrosas² eran las que mejor expresaban de cara afuera el alma del carnaval. No obstante, hoy en día el carnaval tinerfeño es más conocido por la vistosidad de sus desfiles, sus carrozas, y sus reinas. Es realmente espectacular este carnaval en el que sus desfiles de elegantes disfraces lucen con cada uno de los personajes que crecen y viven en estos días para dar esplendor a la fiesta. Miles de visitantes acuden cada año a disfrutar en Tenerife de unos días de juerga y transformismo. Después del de Río, posiblemente sea este uno de los carnavales más vistosos del mundo, y también de los más elegantes y espectaculares.
Antecedentes del carnaval de Santa Cruz de Tenerife
Fueron los conquistadores de las Islas quienes, llegados a Tenerife a mediados del s.XV, trajeron tradiciones ligadas con las fiestas del Carnaval, que se celebraban también en todos los dominios de la Corona. Sin embargo, consta que las familias pudientes de la isla, según testimonio de escritores y viajeros de la época, acostumbraban en el s.XVIII, a celebrar bailes y fiestas a los que invitaban a viajeros distinguidos. La plebe también celebraba los carnavales, aunque las autoridades civiles y eclesiásticas no aprobaban estas diversiones, por lo que se prohibían los bailes y bromas de las máscaras en las vías públicas. Los antecedentes de las máscaras del Carnaval eran las denominadas tapadas de Santa Cruz, quienes iban a la fiesta de la Calle del Pilar con sus rostros cubiertos. Tras la caída de la Segunda República y el comienzo de la Guerra Civil española (1936-1939), se veta el Carnaval hasta la década de los setenta. A partir de 1945, los tinerfeños comienzan a celebrar el Carnaval de forma clandestina en sus casas, aunque tanto las autoridades civiles como el Clero siguen prohibiendo su celebración. En 1965 se acordó solicitar que las Fiestas de Invierno, como antes se denominaba a los carnavales, fuesen declaradas de interés turístico, por lo que dos años más tarde, en 1967, el Carnaval se convirtió en Fiesta de Interés Turístico Nacional. Anteriormente, ya había habido intentos de dar una mayor relevancia a la fiesta chicharrera por excelencia, y se declaró que el miércoles de Carnaval se denominase Día del Turista. El nombre de Fiestas de Invierno se mantuvo hasta 1976, año en que, de nuevo, y ya sin las censuras que caracterizaron la dictadura franquista, adoptaron la denominación de Carnaval. No obstante, fue el 18 de enero de 1980 cuando el Carnaval de Santa Cruz de Tenerife alcanzó su más alto reconocimiento, al ser declarado Fiesta de Interés Turístico Internacional por la Secretaría de Estado para el Turismo. En la actualidad, los diferentes grupos del Carnaval han paseado el nombre de la isla de Tenerife, tanto por la geografía española como por diversas partes del mundo, convirtiéndose así en el segundo más popular y conocido internacionalmente, después de los que se celebran en Río de Janeiro (Brasil).
Historia del Carnaval de Tenerife
Siglo XVIII - Año2001
Cuenta la historia, que el Carnaval debió celebrarse en la isla desde los primeros años de la colonización.
Con anterioridad al siglo XVIII apenas existen referencias al Carnaval en Tenerife y mucho menos aun en Santa Cruz. Solo se poseen algunas pertenencias de escritores y mas tarde, una serie de Disposiciones oficiales, "Especialmente prohibiciones". Durante el reinado de los Reyes Católicos parece cierto que era ya costumbre de disfrazarse en determinados días con el fin de gastar bromas en los lugares públicos.
En 1523, Carlos I dictó una ley prohibiendo las máscaras y enmascarados. Felipe II también llevó a cabo una prohibición sobre máscaras. Fue Felipe IV, quien restauró el esplendor de las Máscaras. La permisividad en el reinado de Felipe IV, llegó a extremos insospechados.
El martes de Carnestolendas de 1638, el Rey y toda la corte participaron en una boda fingida en la que el almirante de Castilla vestía de mujer, al igual que un grupo de nobles, el Conde Duque de Olivares hizo de portero: El Rey de ayuda de cámara y la Reina de "obrero mayor".
La prohibición de los "huevos-tacos", en 1906 acabó con esta tradición, influyendo decididamente en la aparición de los populares " cosos de confeti y serpentinas".
Uno de los elementos mas característicos del carnaval es la del hombre que se disfraza de mujer o viceversa. Este hecho siempre fue condenado por la iglesia.
Los carnavales de 1927 se iniciaron con una disposición de la alcaldía por la que de acuerdo con las ordenanzas municipales, aprobadas en el año anterior "queda absolutamente prohibido que los hombres se disfracen con trajes de mujer".
Para evitar problemas en el reconocimiento de las máscaras y facilitar la labor de los agentes municipales, hay quien propone con ironía "el nombrar una comisión de los más ecuánimes ediles, la que se encargará de ir visitando todas las casas y comprobar con antelación el sexo de las máscaras dando un salvoconducto o licencia, o poniendo en parte visible del disfraz el número de matrículas de la verdadera mujer".
El papel de la máscara constituyó desde siempre el elemento mas característico del carnaval. La máscara "personaje relevante", en nuestro viejo carnaval.
Su número se ha ido reduciendo paulatinamente. Los intentos por recuperar este importante elemento del carnaval en peligro de desaparición que siempre fue el alma de las fiestas,han sido numerosas. Así, durante varios años atrás se declaró "día de la máscara" al Lunes de Carnaval.
En los carnavales de Santa Cruz como en el resto, tradicionalmente ha predominado la mascara sencilla "la zarrapastrosa". A partir de la década de los veinte comienzan a multiplicarse los disfraces de calidad. Mención aparte merecen los trajes infantiles, los primeros de un cierto lujo que se vieron en el viejo carnaval de Santa Cruz.
Texto extraído del libro de Amparo Santos y José Solorzano "Historia del Carnaval de Santa Cruz de Tenerife".
CARNAVAL LAS PALMAS DE GRAN CANARIA
Los carnavales son la fiesta más multitudinaria de la Isla y la que concita la atención de todos los grancanarios. Miles de personas se preparan todo el año con un solo fin: la diversión. Y por ello, sus murgas, comparsas, rondallas y talleres de costura especializados cuentan con sedes permanentes donde idean y ensayan sus animaciones con doce meses de antelación. Casi cualquier punto de Gran Canaria tiene sus carnavales, aunque los más singulares son los de Las Palmas de Gran Canaria, Maspalomas, Agüimes, Agaete y Telde, cada uno de ellos con un sabor propio y gran poder de convocatoria y en los que la diversión a lo largo de dos semanas está asegurada. Hay quien desde finales de enero, fecha de comienzo de las carnestolendas, encadena esta fiesta de un municipio con otro, pues si algo marca esta celebración es la máxima de "hasta que el cuerpo aguante". En esta fiesta la imaginación no tiene límites pues cualquier personaje o hecho vale como pretexto para desarrollar un disfraz y cambiar de identidad. El Carnaval grancanario es un carnaval en la calle, en las que se congregan varios cientos de miles personas a un mismo tiempo disfrazadas con los más variados trajes y bailando sones latinos en un ambiente donde es imposible no contagiarse de la diversión y que se conocen como "mogollones". Pero además de fiesta popular, los distintos carnavales de los municipios son espectáculo, aunque son los de Las Palmas de Gran Canaria y San Bartolomé de Tirajana los que cuentan con un programa de actividades más amplio. Estas fiestas se abren con un pregón lleno de jocosidades e ironías, que dan paso a los concursos de murgas, comparsas y agrupaciones musicales. Entre esto y el Entierro de la Sardina, con los que desconsoladas "viudas disfrazadas" dicen adiós cada año a los Carnavales, se realiza la Gala de Elección de la Reina, referencia obligada dentro de las fiestas capitalinas; la Gala de Elección de la Reina Drag Queen, que cada año ha ido superando las previsiones de participación, asistencia y proyección internacional, y la Gran Cabalgata, entre otros actos.