La fuerza interior es el impulso que nos empuja a superar los obstáculos, la energía que nos ayuda a levantarnos cuando nos caemos, la valentía de mirar la realidad frente a frente, la serenidad indispensable para realizar nuestros sueños. De ella no existe una definición “todo terreno” , aunque podemos asociarle cualidades como perseverancia y paciencia, audacia, coraje, confianza e integridad. Como explica la psicóloga Virginia León “La fuerza interior, instinto de supervivencia, puede tener diversos nombres. Lo que está es que en nosotros existe esa fuerza que fluye y es muy profunda. Esa fuerza está en todos nosotros”. Es difícil encontrar las palabras justas que definan con exactitud esta energía.
Ser responsable
En ocasiones somos nosotros los que nos planteamos retos que ponen a prueba nuestra fuerza interior. En otras, la vida nos plantea cambios inesperados que hacen tambalear nuestras certezas. En ambos casos, lo importante es no olvidar que somos responsable de nuestra propia vida y que, si bien no podemos controlar las circunstancias externas, si podemos decidir cómo enfrentarnos a ellas. Tal y como señala la psicóloga Mireia Golbardes: “Intentar conseguir nuestras metas siempre depende de uno mismo. Lo haremos como podamos o como las circunstancias nos dejen, pero siempre recordando que somos los dueños de nuestra vida y que, aunque no podamos cambiar lo que nos rodee o nos ocurra, siempre podemos cambiar cómo nos tomamos/interpretamos lo que nos pasa. Hay que confiar en que uno mismo tiene la capacidad y el control de su estado de ánimo y de su energía interior. Los factores externos nos lo pueden poner más o menos fácil, pero lo vital y determinante es tomar las riendas”.
Marcarnos objetivos
Esa fuerza interior es la que nos da la valentía y la tenacidad necesaria para perseguir nuestros sueños. Porque marcarnos metas es lo que nos impulsa a seguir adelante. Pero si esos sueños nos parecen demasiado lejanos, muchas veces renunciamos a intentarlo. Por ello, en palabras de Golobardes: “Debemos ir paso a paso para conseguir llegar al objetivo marcado, en vez de fijarnos sólo una meta global a largo plazo y perder fuerzas en el camino. De esta manera vamos consiguiendo pequeños objetivos que nos hacen confiar en nosotros y en que el resultado final será posible, ganamos fuerza interior, vemos que se van cumpliendo cosas deseadas, y eso nos da esperanza y energías para continuar luchando hacia delante. Marcarnos objetivos a corto plazo nos ayuda a avanzar. Ver cómo queremos estar en el futuro nos da fuerza y energía para luchar, u justamente la mejor estrategia de afrontamiento que existe es el espíritu de lucha, que consiste en considerar las adversidades como retos (que uno considera que puede y debe hacer frente y salir reforzado de ellos) en vez de como amenazas (que perjudican negativamente a la propia identidad física y emocional)”.
Afrontar la realidad
Muchas veces lo que ocurre no se ajusta a nuestros deseos y eso nos crea frustración. Como explica Monserrat Calvo, psicóloga: “Muchísimas personas se alteran cuando se ven frustradas, y esa baja tolerancia a la frustración se convierte en ansiedad, ira, depresión… Conviene aprender a posponer un a gratificación inmediata, por ejemplo, comer bombones cuando estoy haciendo régimen por una largo lazo, que en este caso sería adelgazar. La baja tolerancia a la frustración impide que seamos capaces de demorar los placeres, y aumentarla supone valorar el esfuerzo y la tenacidad. Esto no son exigencias, son disciplinas, y tener una disciplina para conseguir un reto a largo plazo es una de las cosas que nos hacen sentir mejor con nosotros mismos”.
Desarrollar nuestra fuerza interior significa tener la templanza necesaria para mirar la realidad frente a frente, asumir los obstáculos o las dificultades si no podemos cambiarlos, sin por ello dejar de tener sueños. También es ser constantes del valor del esfuerzo y encontrar en nosotros esa fuerza necesaria para superar los retos que se nos plantean. “Es importante fijarse en qué te pide la situación (de forma realista) y cuáles son tus capacidades y recursos para afrontarla. Debemos ser conscientes de que en la vida tendremos que pasar buenos y malos momentos, que eso no nos lo quita nadie. Pero si lo que podemos hacer, en vez de luchar para evitarlos, es mejorar nuestro interior para poder afrontarlos de la mejor manera posible cuando lleguen. Para eso es necesario cuidarnos física y psicológicamente, hacer ejercicios, relacionarnos con la naturaleza, hacer actividades que nos gusten…”.
Aprender de la adversidad
Cuando atravesamos un trance doloroso las circunstancias nos obligan a buscar en nuestro interior para encontrar los recursos para seguir adelante. Un proceso difícil del que, sin embargo, podemos salir fortalecidos al tomar conciencia de que somos capaces de continuar y asumir nuestras fragilidades. “Ante las adversidades podemos victimizarnos y anclarnos a ellas o bien tomarlas como una oportunidad para ampliar y practicar nuestros recursos y hacer nuevos aprendizajes. Así, estaremos aumentando la confianza en nosotros mismos y nuestra adaptabilidad y nos sentiremos capaces de salir adelante –dice Virginia León-. Eso hará que tengamos más probabilidades de salir con éxito de la situación dolorosa y nos fortalecerá para lo que pueda presentarse en el futuro.” Y es que, si bien es cierto que no podemos prever ni evitar los reveses de la vida, si podemos aprender y salir fortalecidos de dichos trances: El mayor esfuerzo para seguir adelante una vez superados los malos momentos es pararse a pensar ‘¿Qué he aprendido?’, ‘¿De qué me ha servido?’. Estas reflexiones nos ayudan a darle valor a todo el esfuerzo y sufrimiento que hemos vivido y nos hacen crecer como personas”, resume Mireia Golobardes.
Tú puedes ser un héroe
Muchas veces las personas que mayor admiración nos despiertan forman parte de nuestro entorno. Un familiar, un vecino, un amigo al que vemos como ejemplo a seguir por su coraje ala hora de afrontar los momentos difíciles. Aquellos que han logrado superar un despido, dificultades financieras, una enfermedad o divorcio, ésos son los héroes del día a día que representan la verdadera fuerza, que no tiene nada que ver con superpoderes y superhéroes.
NURIA BERLANGA
Cele –Celestino-
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