Es notorio que la mujer española del siglo XVII gozaba de relativa libertad, debido sobre todo a su peculiar forma de ser. Esto podemos comprobarlo en las crónicas dejadas por la condesa d´Aulnoy que nos describe así a las mujeres españolas: “... las españolas tienen un ingeniodel que nos hallamos a mucha distancia. Son cariñosas, amigas de agradar y ensalzan de manera noble con viveza y discernimiento.
Sorprende su mucha memoria, que se acompaña de un notable poder imaginativo. Leen poco y escriben menos, pero aprovechan muy bien sus escasas lecturas, y lo que raras veces escriben resulta siempre muy oportuno y conciso".
Anecdótico resulta el hecho de que varios cronistas de la época, sobre todo franceses, destaquen de las españolas aparte de unas finas facciones, sus pies. Según parece, las mujeres españolas de los siglos XVI y XVII, preferían morir antes que enseñar sus pies, ya que para ellas hacer eso era como conceder los últimos favores.
Se preocupaban de no enseñar sus pies cuando llevaban vestidos con grandes escotes que enseñaban otras cosas.
Al parecer fue durante el siglo XVII, y a consecuencia del peculiar pudor de las mujeres españolas que se negaban a enseñar sus pies desnudos, como si en ello se les fuera la honra, cuando se pudo originar la expresión castellana de “dar pie”, ya con las mismas connotacionesque tiene hoy en día.
Como durante el siglo XVII los pies eran considerados una parte erótica del cuerpo, las damas españolas solían usar el tontillo. Que era una especie de falda que cubría los pies cuando las damas se sentaban, impidiendo así la visión fortuita de sus pies por parte de loscaballeros. Esto no ocurría con las mujeres normales, ya que estas se veían obligadas a enseñar los pies cuando, por ejemplo iban al río a lavar la ropa.
Según las conocidas crónicas de la condesa d´Aulnoy, el amor de los españoles del siglo XVII es furioso y excitante; y las españolas disfrutaban con estos amores tortuosos y apasionados que solían tener un desenlace funesto. Solían acabar con la muerte de uno de los dos amantes. Fue así como después de conocer casos reales de tan novelescos amores, la duquesa escribió en sus crónicas que Amor nació en España.