Betsabé o Bathsheba ("la séptima hija" o la "hija del juramento"), hija de Ammiel, fue la esposa de Urías el hitita y luego del rey David.
El segundo libro de Samuel (11:1 a 12:25) cuenta la historia de su adulterio con el rey David y el subsecuente asesinato de Urías para ocultar su culpa y la identidad del padre de la criatura que Betsabé llevaba en su vientre. Sin embargo, el plan de los amantes fracasa cuando Dios denuncia a David por medio de la parábola que enuncia el profeta Natán "¿Por qué has despreciado la palabra de Dios, para hacer lo que es malo a sus ojos? Has herido a Urías, el hitita, con la espada y has tomado a su esposa para ser tu esposa" (2 Samuel 12:9).
Cierto día, se encontraba David paseando por palacio. La noche era cálida. Caminaba David hasta vislumbrar una figura femenina en la lejanía. David inquirió sobre la bella mujer que se encontraba bañándose desnuda, creyéndose en intimidad sin saber que era contemplada por éste.
David averiguó que la hermosa muchacha tenía por nombre Betsabé y que estaba casada con Urías, un oficial de la guardia real; Betsabé se encontraba de visita en palacio y se marcharía pasados unos días. Hizo venir a la preciosa mujer que estaba en la flor de su juventud a su lado, quien sin mostrar demasiada resistencia fue suya.
Poco tiempo después, David y Betsabé siguieron encontrándose hasta que Betsabé le confesó que estaba embarazada de él. Primero, Betsabé, consciente de su falta, trató de proteger al rey, diciéndole que podía deshacerse del problema pues conocía a la persona adecuada a lo que David se negó rotundamente exclamando "¡Éste es el hijo de un rey!". Tampoco consintió el sacrificio de ella y rápidamente se dispuso a armar un plan para resolver el gran problema que tenían entre manos.
Siendo un rey astuto, David pensó que quizás el hacer parecer que ese hijo era del marido de Betsabé, pondría un fin a la situación. Y así lo intentó, llamando a Urías del frente en Raba, ciudad que era asediada por las tropas israelitas en el momento. Urías acudió al llamado del rey y se le fue ofrecida una temporada de paz y descanso de las penurias de la guerra, sugiriendo maliciosamente que fuera al lado de su mujer y la consintiera como era debido. Sin embargo, Urías era un soldado en toda la extensión de la palabra, hombre rudo e insensible, acostumbrado a las carencias de la guerra, a la vida dura y áspera de quien tiene que esperar el momento de la acción bajo las condiciones más tormentosas y ponerse en guardia enérgicamente de un momento a otro contra sus enemigos. De esta manera, Urías no iba con su mujer y prefería quedarse bebiendo en palacio y dormir en el duro piso. David intentó nuevamente que Urías tocara a su mujer, pero todas las invitaciones de David caerían en oídos sordos.
El tiempo apremiaba y ante la desesperación y el fracaso de su anterior idea, David toma un camino oscuro y sangriento: decide eliminar a Urías. Para conseguir su propósito, David se vale de Joab, general al mando, quien al leer una carta del rey David, pone a Urías en el punto más peligroso de la batalla y luego lo deja solo, asegurándole la muerte. Con Urías fuera del camino, David ahora es libre de disfrutar del amor de Betsabé, con quien se casa y vive feliz por meses, hasta que es confrontado por el profeta Natán, uno de los pocos hombres que se atrevía a hablar libremente y de frente al rey David.
El primer hijo del rey y Betsabé muere a los 7 días y se sucede una cadena de intrigas, asesinatos y luchas internas (incluyendo una guerra civil) que plagan la vida posterior de David.
Del enlace entre Betsabé y el rey David surgen tres hijos, de entre los que destaca el que sería el último rey de Israel, Salomón.
Léase: 2a Samuel 11:2-5, 26, 27; 12:15-24; 1a Reyes 1:11-40