¿En dónde estás mujer de enjambre? Escurridiza y zumbante, como la abeja. He encontrado tu raíz, pero no tus pies en el almendro. He visto la tierra calcinada de tu huella y no tu paso azul.
Con mi inútil sexto sentido viril busqué tu anatomía y tu esencia mística. El efluvio de tu sollozo en el vidrio, y no hallé rastros de una lágrima.
Has salido de mi nube nómada al borde de la cornisa de mis labios, y los ojos de mi corazón tienen celos de enamorado, por las miradas que no son mías.
¿Dónde estás mujer mía? Que mis ojos de mongol se rasgan y mi brazo de veleta apunta sin un polo.
Quiero enviarte el sonido en catapulta, con eco de gruta potente, al encuentro de tu oído de caracola, y que el viento arrastre mi voz viuda. Que tus ojos de violeta florecida retornen a mi jardín mustio y vacío, y tus brazos de abeto se ciñan con los míos.
¡Vuelve amor! Tengo los brazos fatigados de tanto abrazar el aire.
Nutria es Amor
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