O zittre nicht, mein lieber Sohn! Du bist unschuldig, weise, fromm; Ein Jüngling, so wie du, vermag am besten Dies tiefbetrübte Mutterherz zu trösten.
Zum Leiden bin ich auserkoren, Denn meine Tochter fehlet mir; Durch sie ging all mein Glück verloren, Ein Bösewicht entfloh mit ihr. Noch seh ich ihr Zittern Mit bangem Erschüttern, Ihr ängstliches Beben, Ihr schüchternes Streben. Ich musste sie mir rauben sehen, Ach, helft! ach helft! war alles, was sie sprach. Allein vergebens war ihr Flehen, Denn meine Hilfe war zu schwach.
Du, du, du wirst sie zu befreien gehen, Du wirst der Tochter Retter sein. Und werd' ich dich als Sieger sehen, So sei sie dann auf ewig dein. |
¡Oh, no tiembles, querido hijo mío! Eres inocente, juicioso, piadoso; Un joven como tú debe hacer lo posible para consolar este corazón materno profundamente atormentado.
He sido escogida para sufrir pues mi hija se ha ido de mi lado; con ella se fue toda mi felicidad, un malvado se la llevó. Aún veo su temblor con temerosa agitación, su estremecimento asustado, su tímido esfuerzo. Hube de ver como me la robaban. «¡Oh, ayudadme, ayudadme!» fue todo lo que dijo. Mas fue en vano su lamento, pues mi ayuda fue demasiado débil.
Tú, tú, tú irás a liberarla, serás el salvador de mi hija. Y si te veo regresar triunfante, entonces, tuya será eternamente. |