Ella supo mirarme

con esa ternura simulada,

con esa transparencia

que salía natural

de su alma;

le cedí un espacio

para que habitara

en mi corazón,

y así fue que me enamoró,

abriendo brechas

de pasion

en tibias noches

y en acaloradas mañanas...

Al mismo tiempo

me llenó de sueños

e ilusiones,

manteniendo un amor

refrescante,

consolidado con el paso

de los años;

mis ojos nunca

dejaron de mirarla,

más no pudieron

desprenderse de su belleza,

de sus detalles singulares,

de sus conceptos tan sabios...

Nació el amor...,

ella

me regaló su cuerpo,

me enseñó el camino

menos largo y más excitante;

me devolvió la vida,

arrancó mi soledad,

cubrió mis carencias

con su manto prodigioso,

agregó a mi mundo pasajes

de inmenso placer,

derribando muros oscuros,

amalgamando siempre,

ternura, sueños e ilusiones,

para que tan solo

mis sentidos

los pudieran disfrutar...