La respuesta mansa la ira quebranta
Cuando nos hallamos ente personas que nos tratan de forma grosera y airada, aunque tengamos razón no debemos contestarle en el mismo tono en que nos hablan, pues toda nuestra razón no serviría más que para enardecer a nuestro contrincante. En cambio, dar una respuesta tranquila y apaciguadora -aunque contradiga a nuestro interlocutor- le obliga a morder el freno y a tranquilizarse y normalmente se suele sentir avergonzado de su conducta.
Cele -Celestino-
|