Amanace en tus ojos
una mirada de nombre “Me gustas”,
que aunque tratase no podría espapar
de los constantes intentos de capturarlo
en la mía…
Como una fotografía…
Como una escultura grabada en mi retina.

Amanece en mis labios
un beso tibio de nombre “Lo anhelo”,
que aunque lo quiero no puede escapar
de tu recelo por conservarlo preso…
Como a mí sin pensarlo…
Como a mi corazón sin desearlo…
Como lo estoy a tí sin quererlo.

Amanecen en tus manos caricias
que no serán mías,
que no imaginan que mi piel las espera…
En los días en los que sueño despierta…
En las noches en las que por pensarte me desvelo.

Amanece en tu voz un “Te amo”,
que mis oídos no escucharán nunca,
a pesar de estar atentos
a cada que pronuncias…
Una de las cuales te clasificó como imposible.

Amanece la vida misma en tu rostro,
en tu perfume,
en tu caminar firme y seguro,
que me deja sóla como una espectadora
que fielmente esperará hasta mañana…

Para capturar por un instante
de un instante tu mirada,
para alojar tu beso tibio en mi mejilla,
para recibir tus caricias disfrazadas de saludo
y sembrar en mis oídos un silencioso ruido
que me impida escuchar
la palabra imposible.