Final ACTO SEGUNDO
Criada: Una novia de estos montes debe ser fuerte. (Al novio.) Tú eres el único que la puedes curar, porque tuya es. (Sale corriendo.)
Novio: (Abrazándola) Vamos un rato al baile. (La besa.)
Novia: (Angustiada) No. Quisiera echarme en la cama un poco.
Novio: Yo te haré compañía.
Novia: ¡Nunca! ¿Con toda la gente aquí? ¿Qué dirían? Déjame sosegar un momento.
Novio: ¡Lo que quieras! ¡Pero no estés así por la noche!
Novia: (En la puerta) A la noche estaré mejor.
Novio: ¡Que es lo que yo quiero!
(Aparece la madre.)
Madre:Hijo.
Novio: ¿Dónde anda usted?
Madre: En todo ese ruido. ¿Estás contento?
Novio: Sí.
Madre: ¿Y tu mujer?
Novio: Descansa un poco. ¡Mal día para las novias!
Madre: ¿Mal día? El único bueno. Para mí fue como una herencia. (Entra la criada y se dirige al cuarto de la novia.) Es la roturación de las tierras, la plantación de árboles nuevos.
Novio: ¿Usted se va a ir?
Madre: Sí. Yo tengo que estar en mi casa.
Novio: Sola.
Madre: Sola, no. Que tengo la cabeza llena de cosas y de hombres y de luchas.
Novio: Pero luchas que ya no son luchas.
(Sale la criada rápidamente; desaparece corriendo por el fondo.)
Madre: Mientras una vive, lucha.
Novio: ¡Siempre la obedezco!
Madre: Con tu mujer procura estar cariñoso, y si la notas infautada o arisca, hazle una caricia que le produzca un poco de daño, un abrazo fuerte, un mordisco y luego un beso suave. Que ella no pueda disgustarse, pero que sienta que tú eres el macho, el amo, el que mandas. Así aprendí de tu padre. Y como no lo tienes, tengo que ser yo la que te enseñe estas fortalezas.
Novio: Yo siempre haré lo que usted mande.
Padre: (Entrando) ¿Y mi hija?
Novio: Está dentro.
Muchacha 1: ¡Vengan los novios, que vamos a bailar la rueda!
Mozo 1: (Al novio) Tú la vas a dirigir
Padre: (Saliendo) ¡Aquí no está!
Novio: ¿No?
Padre: Debe haber subido a la baranda.
Novio: ¡Voy a ver! (Entra.)
(Se oye algazara y guitarras.)
Muchacha 1: ¡Ya ha empezado! (Sale.)
Novio: (Saliendo) No está.
Madre: (Inquieta) ¿No?
Padre: ¿Y adónde puede haber ido?
Criada: (Entrando) Y la niña. ¿donde está?
Madre: (Seria) No lo sabemos.
(Sale el novio. Entran tres invitados.)
Padre: (Dramático) Pero ¿no está en el baile?
Criada: En el baile no está.
Padre: (Con arranque) Hay mucha gente. ¡Mirad!
Criada: ¡Ya he mirado!
Padre: (Trágico) ¿Pues dónde está?
Novio: (Entrando) Nada. En ningún sitio.
Madre: (Al padre) ¿Qué es esto? ¿Dónde está tu hija?
(Entra la mujer de Leonardo.)
Mujer: ¡Han huido! ¡Han huido! Ella y Leonardo. En el caballo. Van abrazados, como una exhalación.
Padre: ¡No es verdad! ¡Mi hija. no!
Madre: ¡Tu hija, sí! Planta de mala madre, y él, él también, él. Pero ¡ya es la mujer de mi hijo!
Novio: (Entrando) ¡Vamos detrás! ¿Quién tiene un caballo?
Madre: ¿Quién tiene un caballo ahora mismo, quién tiene un caballo? Que le daré todo lo que tengo, mis ojos y hasta mi lengua...
Voz: Aquí hay uno.
Madre: (Al hijo) ¡Anda! ¡Detrás! (Salen con dos mozos.) No. No vayas. Esa gente mata pronto y bien...; pero sí, corre, y yo detrás!
Padre: No será ella. Quizá se haya tirado al aljibe.
Madre: Al agua se tiran las honradas, las limpias; ¡esa, no! Pero ya es mujer de mi hijo. Dos bandos. Aquí hay ya dos bandos. (Entran todos.) Mi familia y la tuya. Salid todos de aquí. Limpiarse el polvo de los zapatos. Vamos a ayudar a mi hijo. (La gente se separa en dos grupos.) Porque tiene gente; que son: sus primos del mar y todos los que llegan de tierra adentro. ¡Fuera de aquí! Por todos los caminos. Ha llegado otra vez la hora de la sangre. Dos bandos. Tú con el tuyo y yo con el mío. ¡Atrás! ¡Atrás!
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