Mis viejos...

dicen que cuando nací, fue uno de los días mas felices de su vida… les creo por que hasta esta fecha, me han amado. Que celebraban cada logro mío por pequeño que fuera, vivían al pendiente de mis evoluciones; “mira ya sonríe”, “ha salido su primer diente”, “ha dicho mamá”, “sus primeros pasos”... y, así trataban de complacerme, de enseñarme todo a su alcance... me tuvieron mucha paciencia.

Cuando quería saber algo... hacia la misma pregunta una y otra vez y, muchas veces para que me durmiera tenían que contarme el mismo cuento miles de veces... y ahora sé que mucho de lo que soy es producto de su esfuerzo, amor y perseverancia...

Si Dios me permite verlos, cuando sus cabellos se cubran de nieve y, con el sol y la luz brillen como hilos de plata... poder estar a su lado y cuidar de sus pasos como ellos lo hicieron y hacen por mi… cuando sus piernas les fallen por estar cansadas de tanto andar, pueda ofrecerles mi mano para que se apoyen como un día yo lo hice...

Seguirán teniendo un lugar especial en mi corazón, comprenderé y apoyare como lo hicieron ellos, cuando comencé a vivir. De la misma manera que me han acompañado en el largo sendero de la vida... por que mis padres serán como dos hijos... que necesitan el cuidado y cariño.

Viejos, mis queridos viejos…