En una pausa no hay música
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En una pausa no hay música,
pero la música se produce con ella.
En la melodía de toda nuestra vida,
la música se interrumpe aquí y allá
por las pausas y pensamos tontamente que hemos llegado
al fin de la melodía.
¿Cómo lee el músico la pausa?
Mírale mover el compás con un cálculo invariable
y pasar a la nota próxima
con tal precisión y firmeza como si no hubiese habido
interrupción alguna.
Es nuestro deber aprender la melodía y no desmayar en las pausas.
Ellas no tienen que ser pasadas ligeramente por alto, ni ser omitidas,
ni para destruir la melodía ni cambiar la nota tónica.
Si nos decimos con tristeza: No hay música en una pausa,
no olvidemos que con ella se produce.
El hacer música es un proceso lento y penoso en esta vida.
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Adaptación de un texto del libro
"Manantiales en el Desierto"
Enfermedades, proyectos que se paralizan,
interrupciones en nuestras tareas que nos hacen dudar
si podremos continuar,
ausencias que nos congelan, seres queridos que desean partir
y que nos hacen sentir que la vida se quebró...
Pausas... Muchas pausas y luego la melodía sigue.
A veces no tan afinada, otras llena de fuerzas...
Una canción que por momentos tiene estrofas del Himno a la Alegría
y en otros de la Canción del Adiós...
De pausa en pausa la música sigue y con el tiempo
llega a convertirse en la mejor sinfonía.
Notas que van y vienen y a veces salpican...
Y en éso nuevamente una pausa interrumpe nuestra obra...
Podemos decidir dejar de componer esta canción de la vida
o podemos en esas pausas buscar los acordes mejores
para seguir cantando,
fuertes, sin que nos tiemble la voz, con ansias,
aún cuando por momentos nuestra melodía pueda parecerse
a un grito...
Quizás algunas personas puedan componer su obra
sin reparar demasiado en ella
en cambio el mejor músico es el que logra encontrar en cada pausa
la escencia que le permite componer un himno a la vida.
© Graciela De Filippis
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