Un hombre va a ver a su médico y le dice muy preocupado:
-Doctor, mi esposa me tiene angustiado; creo que se está quedando sorda. Cuando le hablo, sólo responde si estoy cerca de ella.
-Bueno, hagamos una cosa: Usted se le va a poner a cuatro metros de distancia y le va a hacer una pregunta. Si no le escucha, acérquese un poco y repita la pregunta. Vuelva a hacerlo hasta que ella le conteste, y así podremos tener una idea de la gravedad del problema.
Esa noche, mientras su esposa ve televisión, el marido se para detrás de ella a cuatro metros de distancia y pregunta:
-Amor, ¿qué hay de cenar?
Silencio. El hombre coloca a tres metros de su esposa y repite:
-Amor, ¿qué hay de cenar?
No hay respuesta. El marido se acerca hasta quedar a dos metros de su mujer y vuelve a preguntar:
-Amor, ¿qué hay de cenar?
Al no recibir respuesta se acerca hasta quedar a un metro de ella y vuelve a preguntar:
-Amor, ¿qué hay de cenar?
Ella se vuelve molesta y le dice:
-¡Es la cuarta vez que te digo que hay pollo!