Bessie Coleman fue la primera mujer afroamericana que consiguió una licencia de piloto internacional y la primera en volar un avión. Lo hizo en una época en que los Estados Unidos estaban divididos en dos por leyes estrictas de segregación. Debido a que nadie en América le quería enseñar a volar, tuvo que irse a París para aprender. Bessie regresó a los Estados Unidos determinada a dedicar su vida a la aviación e inspirar a otras mujeres afroamericanas para que hicieran lo mismo.
Hija de una mujer que había sido esclava, no tuvo fácil acceso a la educación. Aprendió sola a leer y se apuntó a una escuela segregada. Trabajando en una peluquería, negra y pobre, la idea de volar le parecía algo mágico. No paró hasta que consiguió dinero suficiente de sus amigos para viajar a Francia, donde inmediatamente se apuntó a la Ecole d´Áviation des Fréres Caudron. En 1921 Coleman, la única mujer en su curso de aviación, recibió su licencia de piloto, siendo la primera mujer negra en el mundo que lo consiguió.
A su regreso a Nueva York salió en la primera página de los periódicos en todo el país. Pero volar costaba dinero y ganar ese dinero volando era difícil en esos tiempos. No existían las aerolíneas, y la distribución del correo era una ocupación segregada y dominada por los hombres. Bessie consiguió su segunda gran ambición, que era fundar la primera escuela de aviación para gente afroamericana. Tal como ella mencionó en una entrevista de mayo de 1925 concedida al Houseton Post Dispatch: "La raza negra es la única raza sin aviadores y yo quiero interesar a la gente negra en volar, y por tanto, ayudar de la mejor forma que conozco a mejorar la situación de la gente negra". También comentó "He decidido que la gente negra no debe sufrir las dificultades que yo he sufrido, por tanto decidí abrir una escuela de aviación y enseñar a otras mujeres negras a volar. Necesitaba dinero para ello y por tanto comencé a dar exhibiciones de vuelo y a dar conferencias acerca de la aviación. El color de mi piel, al principio un gran problema, ahora atrae a grandes masas de gente por dondequiera que voy".
Como su contemporánea Amelia Earhart, Coleman quería que más mujeres se convirtieran en pilotos. También como Earhart, dió conferencias donde hablaba a mujeres y niños. Pero sus sueños acabaron trágicamente en Jacksonville, en lo que fue más o menos un vuelo rutinario. Estaba probando su nueva adquisición con un copiloto, cuando el avión se paró a treinta y cinco pies de altura y cayó en picado. El avión no tenía cinturón de seguridad y Bessie cayó y falleció al instante. Tenía solamente treinta y tres años