Los conflictos que se producen en las relaciones comienzan,
generalmente, cuando nuestra mente se enfoca en un aspecto negativo de otra
persona. La mente juzga, hace su propia interpretación de lo que ve, y luego
condena. Cuando un patrón mental ha sido creado, la energía fluye en la
dirección que se le imprime, hasta devolverse y producir un resultado.
Como consecuencia de esta actitud se pierde la paz, y se atrae
cada vez más sufrimiento. Con el agravante de que, una vez ese patrón mental
queda establecido, será más fácil reciclar desdichas, que cambiar las actitudes
ya establecidas.
La crítica, el chisme y la calumnia son un paso más en este
proceso de crear conflictos. Cuando la palabra hablada se une al pensamiento
negativo, lo único que lograremso será acrecentar el con o los
conflictos.
Tarde, o temprano el boomerang que hemos lanzado retornará a su
dueño, trayendo consigo una carga negativa, que invariablemente producirá roces,
disgustos y molestias.
Que Dios los bendiga, guarde con bien y nos ilumine para crear un
ambiente de amor, paz, solidaridad y tolerancia a nuestro alrededor, así
evitaremos la proliferación de los conflictos.
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