No llevadme flores
cuando mis ojos dejen de admirar ocasos y auroras, ni cuando mi mirada olvide perfilarse de rimel y sombras.
No llevadme flores
cuando mi olfato se niegue al aroma de mi perfume más preciado, ni cuando mi nariz rechace la fragancia que emiten, en primavera, los jardines polinizados.
No llevadme flores
cuando mi lengua deje de paladear las golosinas y los alimentos, ni cuando mis labios, a fuerza de helados, se revuelvan contra el fuego de añorados besos.
No llevadme flores
cuando mis manos derrochen vacíos, ni cuando en mi cuerpo la piel permanezca inmune, a la más efímera muestra de cariño.
¿Por qué, para qué quiero flores entonces?
Es ahora cuando las necesito.
Ramilletes de besos,
bouquet de caricias,
racimos de dulces palabras,
jarrones de amor y delicias.
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©Trini Reina