CRUCIFIXION
Mucho antes de la era cristiana se inventó una atroz forma de
ejecución considerada como “maldita”, a la que después se llamó Crucifixión.
Originalmente esta tortura, junto con la horca, fue denominada
“árbol siniestro” y si piensas, como muchos otros, que fue inventada
por los romanos exclusivamente para destruir a Cristo, estás totalmente
equivocado. Se cree que su origen es asiático, específicamente persa,
según arqueólogos e historiadores.
La muerte por crucifixión era reservada para los criminales más sucios,
crueles y despiadados. Un condenado a muerte que pudiese probar
que tenía la ciudadanía romana, disfrutaría del “privilegio” de ser
decapitado, una ejecución más digna, rápida y “humanitaria” que la agonía
lenta e insoportable de la crucifixión.
¿Cómo se ejecutaba? El reo tenía que cargar, amarrado, un leño
horizontal (casi siempre un pino) de 190 ó 200 cms. llamado “stipes”
hasta el lugar de su ejecución. Cuando llegaban, era izado en el “patibulum”
(parte vertical de la cruz que podía ser un tronco colocado o un árbol
especialmente podado), utilizando cuerdas que pasaban por encima de ese tronco.
Cuando estaba izado se fijaban los troncos, stipes y patibulum (en ese
momento era cuando tomaban la forma de lo que hoy conocemos como “cruz”),
y se clavaban los pies, uno delante del otro, con las piernas un poco
dobladas, luego les rompían las piernas a la altura de las rodillas para que no
pudieran sostener el cuerpo, y los brazos los clavaban por las muñecas y se
dejaba al crucificado morir lentamente de hambre, sed, insolación,
dolor, asfixia, etc. Las cruces no eran muy altas y los reos más fuertes
podían tardar entre 3 y 5 días en morir.
Durante este tiempo, los crucificados eran atacados por alimañas, quienes
devoraban sus extremidades inferiores. Con el tiempo, en un acto
de “misericordia”, las cruces fueron hechas más altas. Los médicos forenses
dicen que el cuerpo humano en esta situación sufre una asfixia gradual,
y para obtener aire, el crucificado debía levantarse a la fuerza sobre
los clavos, que al mismo tiempo desgarraban la carne y los nervios
del antebrazo.
Cada esfuerzo para respirar representaba una vez más para su cuerpo
otra caída sobre los brazos, al no poder sostenerse sobre las piernas
que estaban rotas. Luego de un tiempo… el reo moría de asfixia.
Los más grandes teólogos e historiadores de todos los tiempos
concuerdan que la crucifixión de Cristo fue muy distinta a las acostumbradas.
El único muerto en cruz del cual se tiene constancia histórica, que fue
azotado, coronado de espinas, golpeado y humillado antes
de su crucifixión es Jesús de Nazareth (y existen muchas evidencias
de otros crucificados).
Los libros de Mateo:27, Marcos:15, Lucas:23 y Juan:19 relatan cómo fue
todo el preámbulo a la muerte de Cristo. La cruz desde sus orígenes ha
sido creada como símbolo de una muerte considerada maldita, y
en la antigüedad, las cruces eran exhibidas para intimidar al pueblo y
recordar a todos cuán miserable podía ser su muerte, la peor de
las muertes de su época, y una de las peores de todos los tiempos,
que incluía asfixia, rotura de huesos, ataque de alimañas, hambre, insolación,
desangramiento, entre otras cosas…
¿Cuántos están dispuestos a morir en una cruz por lo que creen? Reflexiónalo…
La próxima vez que pases frente a una cruz, sabrás su verdadero
sentido, su significado, su por qué…
¡Y quizás te sientas infinitamente agradecido por aquella entrega
de Amor que nadie más haría por ti!!!
D/A
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