Un borrador, para borrar de
nuestra historia todo lo que nos haga daño.
Un detergente, para quitar
las manchas de las máscaras que usamos a
diario.
Unas tijeras, para cortar
todo aquello que nos impide crecer.
Un pájaro, para que nos
enseñe a volar alto y cantar con libertad.
Una tinaja, para añejar el
cariño y la madurez del amor.
Un frasco transparente, para
conservar las sonrisas y sin tapa para
escuchar su alegre sonido.
Unos lentes, correctores de
la visión de la vida, que nos permitan
observar con amor al prójimo y a la
naturaleza.
Una ardilla, que nos indique
como trepar por las ramas del árbol de la
sabiduría.
Unas agujas grandes, para
tejer sueños e ilusiones.
Un cofre, para guardar todos
los recuerdos que construyen y dan vida.
Un cierre, que permita abrir
la mente cuando se desee encontrar
respuestas, otro para cerrar nuestra boca
cuando sea necesario, y otro para abrir nuestro corazón
Un rebobinador de películas,
para recordar los momentos más felices en nuestras vidas.
Un reloj, para darle todo el
tiempo al amor y al amar.
Los zapatos de la ética y la
moral, para pisar firme y seguro por donde
quiera que vamos.
Y una balanza, para pesar
todo lo vivido y todo lo experimentado.