¿SEMANA SANTA?
Faustino Vilabrille
Continuación
2.-VIERNES SANTO:
La Religión, confabulada con los políticos, condenó y mató a Jesús, que fue perseguido, torturado y asesinado. Se le aplicó una tortura terrible: la flagelación (algunos reos ya morían en ella); luego se le aplicó la muerte más cruel, importada de los persas por los romanos: ser crucificado. Fueron los sumos sacerdotes del templo de Jerusalén, es decir, la religión oficial, los que instigaron a la gente a pedir la muerte de Jesús, y forzaron al procurador romano Pilatos para que lo condenara a morir crucificado: la ambición de conservar el poder le traicionó, a pesar de que se daba cuenta de que Jesús era inocente.
La muerte de Jesús no fue un acto de expiación a Dios por los pecados de los hombres, ni un acto de devoción, ni de ofrenda sacrificial. El Dios verdadero, Padre-Madre Bueno/a, no puede necesitar ni exigir esas cosas, que son barbaridades. La muerte de Jesús fue un crimen, un asesinato; fue la ejecución de un condenado injustamente por los opresores por haberse puesto de parte de los oprimidos, oprimidos también por la religión oficial.
Hoy tenemos Viernes santo en las cárceles, en las chabolas y los basureros del Tercer Mundo, en los parados sin prestaciones, en las mujeres maltratadas, en los desahuciados, en los niños muriendo de hambre cada día, en los torturados, en los enfermos desatendidos, en los matrimonios rotos, en los hijos víctimas de la separación de sus padres, en las niñas mutiladas genitalmente en Egipto, en las torturas de Siria, en los vagabundos, en los bosques quemados, en los ríos y mares contaminados, en los animales injustamente torturados, en los gastos militares, en los inmigrantes buscados por la policía para echarlos.
Jesús sigue hoy crucificado en los crucificados del mundo, perseguidos, maltratados, abatidos, angustiados, asesinados por los cuchillos y las balas criminales, torturados, expulsados de sus tierras en Guatemala, Colombia o Africa por las multinacionales apoyadas por el ejército, la policía o los sicarios. ¿Cuándo llegará la hora en que bajemos a Jesús de tantas y tantas cruces, que hace siglos que deberían haber desaparecido? ¿Dónde están todavía hoy las fábricas y los fabricantes de tantas cruces, tan pesadas, tan dolorosas, tan indignas del Ser Humano y de la Madre Tierra?
3.-RESURRECCION DE JESÚS:
Jesús resucitado ya no pertenece a la historia humana con sus limitaciones, sufrimientos, impotencias, frustraciones… La resurrección trasciende esta vida, inicia otra existencia que es de plenitud, que colma todos los anhelos que nos podamos imaginar y mucho más.
La resurrección se sitúa más allá de la historia, no pertenece a este mundo. Es metahistórica. A Jesús nadie de este mundo pudo verle resucitar, porque la resurrección pertenece a otra dimensión más allá de esta vida. Esto no es comprobable por los sentidos ni por la razón, sino solo aceptable por la fe en Jesús mismo. Lo más que alcanzamos a comprender es que responde a nuestros anhelos más profundos de vivir para siempre y en plenitud, y no de morir para quedar muertos. Jesús se esforzó una y otra vez en convencer a los discípulos de que estaba vivo de nuevo, de que no había muerto para quedar muerto.
Los evangelistas cuentan de muchas maneras la experiencia de haber tratado con Jesús resucitado, pero todos coinciden en afirmar lo mismo: Jesús ha resucitado. Fueron muy honestos en sus narraciones, pues a pesar del absoluto machismo imperante, recogen las apariciones a María Magdalena y a otras mujeres como las primeras que hizo Jesús, e incluso recogen cómo les manda a ellas ir a anunciar a los discípulos que ha resucitado. A partir del hecho de la resurrección de Jesús, todos los apóstoles y discípulos/as empiezan a llamarle Señor. Y estaban tan convencidos de ello que dieron su vida por esta causa. La resurrección de Jesús fue lo primero que empezaron a enseñar y a atestiguar, porque se dieron cuenta de que era el hecho cumbre y más importante de su vida, para El y para nosotros.
Si no fuera así, ¿quién compensaría a tantos seres humanos y tantos seres vivos, que son víctimas de una muerte injusta por el hambre, la sed, las guerras, la violencia, las torturas, la injusticia, como le pasó al propio Jesús? Nosotros ya nada podemos hacer para repararles un daño tan grande. Por eso, morir para quedar muertos es inadmisible e insoportable. La aspiración de todo ser vivo es vivir para siempre y feliz: la respuesta a esta aspiración es Jesús resucitado, y no solo para los seres humanos, sino también para toda la creación. Sin duda tiene que haber y va a haber plenitud para todos y para todo.
A la luz de la resurrección, todo lo que mata, destruye, hace sufrir, daña, perjudica, es indigno; y ya solo es digno aquello que potencia y facilita la vida, la felicidad, la alegría, la igualdad, la esperanza, la fraternidad, el amor, para todos y para todo. Esto anticipa un poco la resurrección, y nos hace dignos de poseerla un día en su plenitud.
Un cordial abrazo a tod@s.- Faustino
Cele –Celestino-
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