Querida Ave.... no hay palabras que mitiguen
ese gran dolor que hoy te embarga, sólo puedo
decirte que estamos contigo, acompañándote
en tu dolor y pidiéndole al Señor, que te dé
la fortaleza para aceptar con resignación cristiana
tan dura prueba.
Recibe un gran abrazo y mis plegarias para tí
y tu querida familia. Ya tu madrecita está en la paz
del señor, en ese lugar donde no existen las penas,
ni sufrimiento alguno
desde donde, me imagino, querrá que sigas
siendo muy feliz. pues ella siempre estará
en tu corazón. Un beso amiga.