Tengo un lugar secreto
donde escondo mis vergüenzas
y algunos sentimientos tercos
que no uso con frecuencia.
Ahí almaceno rencores,
odios, desengaños;
voy apilando temores
como costales de grano.
También escondo tristezas,
lamentos, melancolías
y mis horas de flaqueza.
Mis resentimientos y ofensas
los arrincono hasta el fondo
donde nadie los encuentra.
A veces llevo aflicciones,
angustias, desilusiones,
apatías y aversiones
que me producen penas.
Y cuando mi lugar secreto
se ha llenado por completo,
me pongo a hacer inventario
y desecho lo que estorba;
ordeno el lugar secreto
y empiezo una cuenta nueva,
escondiendo mis vergüenzas
y mis sentimientos tercos.
G.G. MÁRQUEZ