dclm.es - 28-07-2011
El Partido Popular nacional parece ya decidido a enterrar políticamente a María Dolores (de) Cospedal en Castilla-La Mancha. Su “arriesgada” forma de hacer política ha servido cuando la crítica a los socialistas de Zapatero lo aguantaba todo. Pero sus muchos enemigos y enemigas en la cúpula del Partido Popular consideran ya poco o negativamente rentables sus órdagos con malas cartas, sus obvios faroles de corto recorrido.
Cospedal es una ficha más en el deteriorado en el tablero de un Rajoy que, aunque intente disimularlo, está muy preocupado por el ascenso de Rubalcaba, por su pésima imagen ante el electorado y, sobre todo, porque ya no encuentra argumentos tras quemar todas sus naves contra Zapatero.
Rajoy es consciente de que ya no puede seguir con su política de acoso permanente a España para lesionar a Zapatero, porque Zapatero ya es el pasado y porque gran parte de la población deplora la estrategia de aplaudir por lo bajo cada parado más, cada número en rojo de nuestra economía, cada fracaso en el intento de superar la crisis.
Rajoy tuvo que cambiar el paso cuando afirmó ante la presidenta alemana que España no es Portugal y, a partir de ese momento, su responsabilidad como líder político le impidió seguir jugando a aprovechar la crisis sin ofrecer alternativas que todos conocemos y no explica pero que sin dudarlo aplicaría al llegar al poder: la misma receta de los republicanos con los que estos días se pelea Obama, más presión sobre las clases medias y una aventura llena de glamur con los más poderosos, causantes de la crisis.
Dentro de ese estupor por no saber qué rumbo político tomar tras pensar que la inercia sería suficiente para levarle a la Moncloa, a Rajoy ya no le sirven peones como Cospedal, atrevidos vendedores de humo. Rajoy es un político con mayor recorrido y sabe que la presidenta de Castilla-La Mancha debe dedicarse a gobernar: sus enredos ya no le interesan, no suman votos para su causa, es más, deterioran la compleja imagen de un Rajoy que parece haber sido arrastrado en su caída por Zapatero.
Cospedal debería saber que a los políticos no les gusta que levanten demasiado las alfombras de sus antecesores porque, como dijo John Lennon, en el disco blanco de los Beatles “todo el mundo tiene algo que ocultar, excepto yo y mi mono”. ¡Seguro que ella tiene ya mucho que ocultar y no lleva un mes en el gobierno!
Cospedal tendrá que ocuparse del gobierno de Castilla-La Mancha, del futuro de los castellano-manchegos. Algo con lo que ella no contaba.