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ABC, 25 de enero de 1998 Madrid. María González-Vegas
El Archivo de Indias guarda la historia de las apariciones de la Virgen, en Cuba, en el siglo XVII. Fueron dos: la primera en medio de una tempestad, en la bahía de Nipe, cuando tres pescadores, los tres llamados Juan, uno indio, otro negro y otro blanco se encontraban en su barca luchando con las olas para evitar caer a las aguas del Caribe, en aquel lugar, pobladas de tiburones.
Una estatua, en una tabla de madera apareció flotando en las aguas, se iluminó y habló a los pescadores: «En mi corazón, negros, blancos, indios y mestizos, todos sois iguales y todos os tenéis que amar». Dicen que por eso, en Cuba, nunca hubo problemas raciales. La tempestad paró y los pescadores –hasta la aparición, temblando de miedo– llevaron la imagen a la casa de un rico hacendado. Allí se comenzó a venerar a la Virgen que desapareció misteriosamente, unos meses después, el mismo día que el hacendado azotó a un esclavo. Pasado algún tiempo, en una mina de cobre de la provincia de Oriente, muy cerca de Santiago, volvió a aparecer la misma imagen, que esta vez habló a un grupo de mineros: «Soy la Virgen de la Caridad del Cobre y deseo que aquí construyáis una iglesia». Hoy, el templo se levanta sobre la antigua mina, en medio del campo, y es lugar de peregrinación de católicos y no católicos.
La imagen de la Virgen que se venera bajo la advocación de la Caridad del Cobre es una talla de madera articulada, de pequeña altura. Tiene en un brazo al Niño –que sostiene la bola del mundo– y, en el otro, la Cruz. Es de tez pálida, pero cobriza; el pelo, liso y negro, como las indias. La coronación de la Virgen, hace sesenta y cinco años, por Pío XI, siendo presidente Barnet, fue llevada a cabo, por delegación papal, por el arzobispo de Santiago Valentín Zubizarreta y constituyó una auténtica manifestación de devoción popular. Dos décadas antes –el 10 de mayo de 1916– había sido declarada como Patrona espiritual de Cuba por el Papa Benedicto XV. Pío XI concedió indulgencia a todo aquel que rezara ante su imagen una salve.
Tras la pérdida de Cuba, los españoles que volvieron trajeron con ellos una imagen de la Patrona de la isla. Por mandato de la Reina Regente, doña María Cristina se venera desde entonces, en España, en el monasterio madrileño de las Descalzas Reales.
Dora Vidal de Rosillo, cubana, nacida precisamente en Santiago, es la presidenta de la Archicofradía y la que organiza, el 8 de cada mes una misa en honor de la Virgen de la Caridad del Cobre. A ella asiste la colonia cubana residente en Madrid. Ayer coincidiendo con la coronación llevada a cabo por Juan Pablo II se celebró una misa en el Monasterio.
_–Allí, los cubanos, hemos pedido por los buenos frutos del viaje del Papa y hemos dado gracias porque este se haya podido llevar a cabo.
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